The only [staxxby] [Karmaland]

Agridulce.

La noche estaba en su punto medio.

Las estrellas no se podían apreciar, la luna estaba escondida entre las nubes. Era temporada de invierno en esas lejanas tierras y los inmensos arboles que siempre resaltaban en la pradera ahora eran cubiertos de nieve. Sus ramas que con el pasar de los años se habían entrelazado, no contaban con hojas, su única decoración eran esos viejos farolillos que brillaban con armonía.

Ambos se encontraban en la terraza de la casa de Alexby. El casco de este se encontraba en el suelo, la máscara de sTaXx permanecía a su lado; sobre la mesa reposaban dos cafés que ya habían enfriado.

Llevaban un par de horas en ese lugar, Frank jugueteaba con las manos de Alejandro que se mantenía acomodado entre sus piernas. Los dos eran abrigados por una gruesa sabana roja y en ocasiones el hombre de ojos verdes repartía besos sobre el rostro del más bajo.

—¿Tienes sueño cariño?— preguntó suavemente Frank al ver que Alexby mantenía su cabeza pegada a su pecho, viendo los no tan lejanos árboles que decoraban el paisaje. —¿Quieres ir a dormir?

—Deja de hablar.— murmuró al tiempo que negaba. —No me dejas escuchar los latidos de tu corazón.

El hombre de orbes verdes sintió sus mejillas cosquillear y no evitó emitir una dulce risa, comenzando a acariciar con cariño los despeinados cabellos de su pareja.

—Hoy estas raro.— Alexby no respondió, solo se apego un poco más a la calidez que le brindaba el cuerpo ajeno. —¿Hay algo que te inquiete?

Las luces de ese pueblo en ninguna noche dejaban de brillar.

—Cuánto más...— murmuró, intentado comprender sus propias dudas. —¿Cuánto más crees que podríamos permanecer así?

Frank en un principio no logro entender la pregunta, pero minutos después y agachando un poco la mirada para ver la expresión de Alejandro, respondió.

—Estas tierras todavía tienen mucho que ofrecer. Hay cientos de lugares que no hemos recorrido y cientos de tesoros que nadie ha encontrado,— sus palabras sonaban con entusiasmo, ellas provocaban que las dudas de Alexby se disparan poco a poco. —cada día estamos luchando por hacerlo un lugar más seguro. Estoy convencido que no falta mucho para que sea nuestro hogar.

—Suenas muy seguro.— hablo con una risa sin gracia el chico de ojos oscuros. —Yo... Yo no sé que futuro buscar en este lugar

Frank suspiro, negando con una sonrisa cariñosa a la vez que delicamente tomaba el rostro de Alexby entre sus manos.

—¿Acaso eso importa?— preguntó, conectando ambas miradas. —Yo tampoco tengo ni idea de que futuro esperar, de que caminos seguir.— las orbes verdes brillaban con honestidad y las oscura lo hacían fascinada por las contrarias. —Pero realmente eso no importa.— susurro, acercando poco a poco sus rostros, entre mezclando sus respiraciones. —No importa.— Acelerando el corazón Alejandro.—Porque mientras pueda divisarte en ese futuro, todo estará bien...

—Porque no necesitas nada más.

La frase fue completada por Alexby y Frank sonrió sobre sus labios antes de besarlo amorosamente, solo deseando que esos sentimientos permanecieran guardados en ambos corazones.