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El castaño estaba petrificado en su asiento, con los ojos y la boca bien abiertos. No podía creer lo que el rubio le acababa de confesar, jamás se imaginó que su orientación sexual sea diferente a la suya, nunca imaginó que Niall jugara para el otro equipo. Por otro lado, Niall tampoco podía creer lo que acababa de decir, acababa de confesarle a Liam algo que casi nadie sabía de él. Nunca creyó que lo haría pero el castaño desprendía cierta confianza así que no tuvo tanto problema en hacerlo. Al rubio no le avergonzaba ser gay, él era una de esas personas que saldría a la calle y tomaría libremente de la mano a su novio y lo besaría frente a todos sin importar lo que pensaran. Pero por alguna extraña razón esta vez sentía un cierto temor de que Líam lo rechazara por el hecho de ser homosexual, es por eso que mantenía la mirada fija en el piso y no hacía contacto con aquel color chocolate que poseía el castaño.

Niall no supo qué hacer salvo alejarse rápidamente de Liam. Temía que él fuera un homofóbico que lo insultaría y lo llamaría maricón como muchas personas lo habían hecho en el pasado, por más rato que suene, le importaba mucho lo que el castaño pensara de él, aunque no sabía muy bien por qué. Salió del club y solo caminó por un callejón que apenas conocía, comenzó a escuchar unos pasos siguiéndolo y su corazón comenzó a latir con más fuerza.

—¿Niall?— escuchó que lo llamaban a sus espaldas, reconoció perfectamente esa voz pero no era capaz de voltearse— Niall espera.

Comenzó a disminuir el ritmo de su caminata hasta que finalmente el castaño logró tomarlo del brazo y voltearlo. El rubio era incapaz de hacer contacto visual con él.

—¿Estás bien? ¿Por qué saliste así?— preguntó preocupado el castaño.

—Yo...— dudó en responder— No lo sé. Creo que necesitaba tomar aire.

Los dos se quedaron en silencio unos segundos, nadie sabía que decir para cortar la tensión que iba aumentando. El castaño decidió sentarse en los escalones de entrada de una casa que se encontraba junto a ellos.

—Ven— le dijo al rubio palmenado el espacio libre que quedaba para que se sentara. Niall se acercó con algo de duda y se sentó— Escucha— Liam suspiró— Niall mírame por favor— pidió, el rubio volteó la cara y se encontró con una mirada tranquilizadora que le provocaba cierta paz, ahí supo que no tenía por qué temerle a Liam— Me encantan tus ojos— lo alagó Liam con una sonrisa, sorprendiéndose a sí mismo de lo que acababa de decir. Ni él podía creerlo.

—Gracias— murmuró Niall con las mejillas sonrojadas.

—Niall, si creíste que me burlaría de ti o que te rechazaría y te insultaría por ser gay, estabas muy equivocado— Niall sonrió levemente— No me importa si te gustan los chicos o las chicas, o ambos. No soy homofóbico, creo que eres una persona maravillosa y jamás te rechazaría por tu orientación sexual.

—Me alegra oír eso.

—Y a mí me alegra que me lo dijeras, y descuida, si no quieres que le diga a nadie más de esto no lo haré.

—No. Digo, no hay problema— dijo el rubio Si quieres puedes decírselo a Zayn, él también me cayó muy bien.

—Bien— los dos se sonrieron entre sí y se podía apreciar un cierto brillo en la mirada de Niall— Hablando de Zayn, será mejor buscarlo. A esta altura ya deberá estar bastante ebrio.

Niall rió y los dos se levantaron y volvieron al club en busca del moreno. Cuando lo encontraron les fue difícil convercerlo de irse pero ya era bastante tarde y Niall había prometido no llegar muy tarde a casa y Liam no quería que tuviera problemas. Los tres subieron al auto, esta vez Liam iba al volante ya que Zayn estaba muy pasado de copas y apenas podía mantener los ojos abiertos. No tardaron mucho en llegar a la casa de Niall, Liam decidió acompañarlo hasta la entrada y dejaron a Zayn dormido en el asiento del copiloto.

—Muchas gracias por todo Liam. Fue una salida...interesante.

—No hay de qué. Cuando quieras— Niall metió su llave en la cerradura de la puerta y la abrió con cuidado para no hacer mucho ruido— Oye, si quieres podrías darme tu número. Así podríamos mantenernos en contacto y saldriamos otra vez.

—Hummm... yo... bueno...— el rubio de rascaba la nuca nerviosamente.

—¿Pasa algo?— Niall no estaba seguro de decirle pero Liam le había demostrado que era una persona de confianza y que jamás lo juzgaría.

—Bueno... no tengo un teléfono.

El rubio bajó la mirada al suelo, Liam lo miró con comprensión y un poco de ternura al ver como las mejillas de Niall comenzaban a sonrojarse.

—Ey está bien, no te preocupes por eso— el rubio subió la mirada y Liam le sonrió para brindarle más confianza— Veré otra forma para comunicarme contigo. Tal venga a visitarte.

—No me molestaría— le sonrió de una forma un poco coqueta pero al parecer el castaño no lo captó.

—Bien, creo que ya debería irme y dejarte descansar— se acercó un poco a Niall para admirar sus preciosos zafiros azules— Buenas noches Niall.

—Descansa Liam.

El rubio entró a la casa y se recostó unos segundos en la puerta pensando todo lo que había pasado esa noche. Caminó cuidadosamente por la sala sin hacer ruido para no despertar a su madre y fue a su habitación. Mientras tanto, Liam caminaba de nuevo hacia el auto. Zayn seguía durmiendo plácidamente en el asiento del copiloto, al castaño le costó trabajo llevarlo hacia su apartamento ya que debía llevarlo prácticamente arrastrándolo por todo el pasillo porque el moreno se colgaba de su espalda. Finalmente, Liam pudo llegar a su apartamento, dejó que Zayn se aventara en su sofá y fue a su habitación para descansar luego de una larga noche.

A la mañana siguiente, Niall se levantó más tarde de lo normal. Había dormido casi toda la mañana, su madre había entrado varias veces a revisarlo y tratar de despertarlo pero decidió dejarlo dormir ya que suponía que estaría cansado. El rubio se sentó en su cama y se talló los ojos para acostumbrarse a la brillante luz que entraba por su ventana.

—Al fin despiertas— dijo su madre entrando en su habitación.

—Buenos días— el rubio le dio un beso en la mejilla y estiró sus brazos bostezando.

—Tienes visita— le avisó guiñándole un ojo.

Niall frunció el ceño, no tenía muchos amigos así que no esperaba que nadie lo visitara. Se volvió a acostar mirando hacia el techo cerrando sus ojos. Unos toques en su puerta hicieron ahe los volviera a abrir, se incorporó de nuevo en su cama y no pudo evitar sonreír cuando sus ojos se encontraron con los del castaño que estaba recostado en el marco de la puerta.

Detrás de esos ojos azules ||Niam||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora