48. Vacilaciones

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-          ¿Despierto tan temprano? Ni siquiera son las ocho...

Seungwoo se sobresaltó cuando escuchó la voz familiar proveniente de la puerta de la cocina y se volvió únicamente para encontrarse con la figura de su madre recostada sobre el marco de la puerta, mirándolo con una tibia sonrisa en el rostro y los ojos cansados.

-          ¿Quieres que te haga el desayuno o llame a alguien para que lo haga?

-          No, estoy bien haciéndolo, esto me hace tomar un respiro.

Se movió hacia la nevera y tomó el envase de leche para vaciar un poco de su contenido sobre un vaso de vidrio y luego meterlo dentro del microondas y encenderlo con un click. 

-          He hablado con tu padre anoche – su cuerpo se tensó y sus ojos se movieron fugazmente hacia ella, alertas – Hemos discutido un momento, porque él piensa diferente sobre todo esto, pero creo que eso no importa ahora. Le he dejado clara cuál es mi posición y no tendrás matrimonio con ninguna persona que tú no quieras. Ya eres un adulto y puedes tomar tus propias decisiones; además, has cambiado mucho en las últimas semanas y confío en ti. Así que... no se celebrará ninguna boda este mes, porque tu hermana tampoco quiere casarse.

-          ¿Tampoco se casará con Cho? ¿No que lo amaba y todas esas cosas?

Pasó el cuchillo con tosquedad alrededor de un pan hasta cortarlo por la mitad y echarle un vistazo a los pedazos desiguales y deformes que quedaron. Dos segundos después, tomó otro pan y siguió intentando, logrando algo mucho más decente.

-          Creo que ha encontrado a otro chico ahora.

-          Yo lo dije, siempre es lo mismo. Pero es bueno que se haya librado de ese imbécil. Ese tipejo era un idiota y no creo que la quisiese, era cuestión de tiempo.

Apagó el microondas y sacó una hamburguesa de la nevera, encendiendo la cocina y lanzándola sobre la sartén para observar cómo el aceite caliente empezaba a dar brincos hacia sus brazos desnudos y su cuello, prendiéndose ahí, aunque eso no le interesó.

-          No hables así, Seungyeon es un buen tipo, educado y correcto... es una lástima que no se haya podido concretar la unión, pero será también lo que ella desee. – la mujer soltó un bostezo y se acercó a descender el volumen del fuego - Cariño, estaré en mi habitación leyendo, ten cuidado con eso, si necesitas algo, solo toca.

Seungwoo asintió y le dio vuelta a la hamburguesa con un tenedor antes de retirarla de la sartén y echarla sobre una de las rebanadas de pan, dejándola reposar sobre esta.

-          ¿Sabes algo? – masculló, todavía manteniendo sus cejas juntas y atentas al fuego que seguía irradiando de la hornilla – Gracias.

La observó sonreír por el rabillo del ojo y entonces escuchó sus pasos retirándose y subiendo los peldaños de las escaleras. Sacó el vaso de leche caliente de la nevera y echó un trozo de lechuga encima de la hamburguesa y la cubrió con la tajada sobrante de pan, colocándolo todo sobre una bandeja. No sabía si todo lucía bien, aunque así parecía. Se movió hacia el pasadizo con la bandeja balanceándose en sus brazos y se detuvo frente a una de las habitaciones, exhalando. No supo exactamente cuántos minutos estuvo ahí, recostado sobre la pared, dándole una ojeada a la bandeja, moviendo el vaso de un lugar a otro, hasta que la puerta se abrió despacio y reveló la imagen que tanto había estado esperando.

-          ¿Quieres desayunar conmigo?

Seungwoo elevó las cejas hacia la bandeja y Dongpyo se quedó tieso al verlo, descendiendo rápidamente sus enrojecidos ojos y aferrando sus manos a su bolso para después apresurarse a caminar hacia la cocina  a pasos rápidos y con la cabeza inclinada.

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