56. Últimos arreglos

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-          Seungwoo, despierta.

Son Dongpyo se detuvo frente a la cama, observando detenidamente la imagen que tenía frente a su vista. Seungwoo continuaba enredado entre las sábanas, inerte sobre el colchón,  con la cabeza echada y los ojos plenamente cerrados. Los rasgos de su rostro se marcaban con exactitud, presentando un aspecto serio y adormecido. Sonrío y se acercó unos pasos más y arregló los extremos de la sábana, deslizando su mano hasta su brazo izquierdo.

-          Seungwoonie, ya es temprano, despierta – le dio una ligera sacudida, pero él continuó tieso ante su contacto, sin mover el más mínimo músculo.

La sonrisa de sus labios incrementó y se dejó caer sobre el borde del colchón, sentándose a su lado para luego inclinarse sobre él, descansar ambas palmas sobre su pecho desnudo y empezar a repartir pequeños besos en sus labios, su barbilla y el contorno de sus mejillas.

-           Son más de las once – volvió a mirarlo y lo encontró de la misma manera que antes, profundamente dormido. Y no pudo evitar seguir sonriendo.  – Tienes que despertar ahora, cariño.

Regresó sus labios a su mandíbula inferior, proporcionando besos en toda la línea de su cuello y él solo frunció el ceño en respuesta, continuando tan inmóvil como hace cinco minutos.

-          Tu hermana y tu madre están acá – susurró, arrinconándose sobre su boca e intentándolo nuevamente – Despierta de una vez.

Seungwoo removió sus hombros un poco, pero siguió con los párpados cerrados.

-          Seungwoo...

-          ¿Hmm? – la voz entumecida abandonó sus labios semi-abiertos.

-          Despierta, es algo tarde y ya has dormido mucho.

-          ¿Hmm?

-          Tu desayuno está servido desde temprano, pero lo pondré al microondas para que esté caliente.

Él parpadeó un par de veces, se agitó entre las sábanas y continuó con los ojos cerrados.

-          Yo estoy caliente – masculló entre dientes, sin moverse.

-          Eso es porque todavía no te levantas.  Iré ahora a alistar tu desayuno, por favor, no demores en levantarte.

Dongpyo se propuso levantarse enseguida, pero los brazos de Seungwoo lo sostuvieron de los costados de repente y lo hicieron girar con rapidez, atrapándolo entre el colchón y su cuerpo. Sus párpados se abrieron para revelar esos orbes oscuros, que se enfocaron prontamente en sus labios.

-          Quédate conmigo y bésame hasta que se me quite el sueño.

-          Quisiera, pero no puedo – rió, sintiendo la calidez del colchón bajo su cuerpo y la presión de sus brazos a sus costados – Tengo que hacer muchas cosas.

Él dejó caer la cabeza sobre su cuello e hizo presión en su cuerpo contra el suyo.

-          ¿Qué tienes que hacer? -  su aliento cálido y adormilado acarició la zona baja de su cuello, avanzando por su vértebra dorsal como un suave cosquilleo – Estoy tan caliente.

-          Tengo que atender a mi madre y hablar con tu hermana, ella está demasiado entusiasmada con todo esto y me está ayudando a...

Seungwoo se reincorporó de un brinco sobre la cama, con los ojos a punto de abandonar sus órbitas.

Diablos.

-          ¡¿Tu madre?! – dijo con tono sobresaltado, sin esconder su agitación y nerviosismo - ¿Ya está aquí? ¡Quedamos en que iríamos a recogerla...! ¡¿Qué hora se supone que es?!

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