Fiesta de Hallowen.

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―Lo odio, lo detesto, lo matare y con su cadáver alimentare a las ardillas del parque.―Divagaba mientras me paseaba de aquí para allá en mi cuarto, me vengaría de Evans. Se habría atrevido a meterse con mi cabello y cara, dejándome pintada de dos tonos de verde.

―Hermana, al parecer ya no tienes que pensar en un disfraz para Halloween, está perfecto ese que traes—La risa de retraso perteneciente a mi hermana se dejo oír por toda la cuadra.

―Cállate.—Le lance un zapato, no le dio pero libere un poco de estrés. —Ayúdame con esto, Amanda.

Amanda se compadeció y me hizo sentarme en la silla del tocador, empezó a buscar frascos con cremas y quitarme la pintura verde de la cara.

―Quiero venganza.—Murmure de manera siniestra viendo mi reflejo en el espejo.

―Con eso te ayudo, no puedo dejar que derroten a mi hermana favorita.—Comento la rubia teñida que tengo por hermana.

―Soy tú única hermana, a menos que Isaac cuente como hermana.—Hablé. Ella se encogió de hombros pensando un momento.

―Sí, sí cuenta.—Respondió al fin. Ella había logrado juntar dos cremas de algo y la pintura de mi cara era retirada con un pañuelo untado con la mezcla.

― ¿Qué hago?—Le pedí un consejo. Ella era mayor, de seguro sabía algo que había pasado por alto.

― ¿Con quién vas al baile?—Pregunto muy concentrada en su tarea. Vaya que frotaba fuerte.

―Con Jasón, ¿Por qué?—Inquirí.

―Perfecto, Jasón odia a Evans y viceversa, vas bien—Ella sonrió como si ahí estuviera toda mi venganza.

―No entiendo.—Me queje. Esta mujer si que era confusa.

―Oh cariño entenderás cuando seas adulta.—Comento. Ella restregó con rudeza mi mejilla izquierda y casi la empujó, se estaba aprovechando la condenada.

―Solo eres un año mayor, no te creas la gran cosa.—Rodé los ojos. Hablar con mi hermana no era algo que disfrutara mucho, ella solo decía estupideces y cosas raras que solo ella le encuentra sentido.

―Niña respeta a tus mayores.—Regaño con falsa rabia. Me calle porque no quería seguir con la vacía conversación, si no me iba a decir nada para vengarme de Evans no me servía de nada.

―Listo, creo que ya está―Dijo Amanda terminando de remover la pintura permanente de color verde que Evans me había tirado, me ardía la cara, auh. El desgraciado había puesto pintura en una de mis mascarillas y al quitármela esta me había dejado la cara verde limón, mientras el cuento del cabello era que cuando andaba con la mascarilla había salido de mi cuarto y me ha caído pintura muy adherente de color verde fosforescente en el cabello, ahora tenía pedazos del chillón color.

― ¿El cabello?—Pedí. Que al menos hiciera el trabajo completo. Ella salió corriendo y regresó con una cajita morada.

―Un tinte.—dijo mostrándome un tinte de color café chocolate, después de peleas con el maldito tinte, mi cabello volvió a tener su color original, ella lo dejó recogido mientras se secaba, ya después me tocaría secarlo.

― ¿Me pasas mi disfraz?

―No.

―Muerte a las rubias teñidas con complejos emos y con mucho maquillaje.—Reñí. A ella le daba ira que le recordara su época emo, aunque no lo dijera sabía que seguía un poco en esa moda.

―No tengo mucho maquillaje, Cosa.—Me mostró su lengua donde reposaba un piercing. Aún recordaba la discusión que había tenido con mis padres ese día que se lo descubrieron, ella pensaba que podía hablar con la boca casi cerrada toda la vida, ilusa.

TÚ ERES MI PESADILLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora