Un Día Común

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Salto de tiempo

Mis días normales, sin fiestas ni festejos, son realmente aburridos y monótonos. Lo mismo de siempre día tras día, y estaba bien, conforme pasan los años te vas acostumbrando, vas creando tu rutina.

Primero, si eres un joven de 12-18 años, tus mañanas comienzan despertándote a las 6 am todos los días, te preparas para ir a la escuela, en donde estarás por los próximos 6 años de tu vida, con los mismos compañeros y los mismos maestros.

Haces tus actividades personales normales: te despiertas, te estiras, te bañas, te vistes, desayunas y te lavas los dientes. Si eres un rebelde aburrido de tu vida, a lo mucho cambiarás el orden de las cosas, pero al final acabarás en el mismo punto que todos los demás, caminando o en bici en camino a la escuela.

Eso nos lleva a la segunda parte de tu gran rutina mañanera, el camino a la escuela. Antes de salir no puedes olvidar estar mínimo 3 minutos conectado a tu limpiador de aire, ya sea el familiar o el personal, de esta forma podrás sobrevivir unos minutos sin estar conectado en el exterior, si eres de los afortunados que viven a 5 minutos de su escuela, entonces todo el camino lo harás sin estar conectado. Si eres de los muchos desafortunados, entonces a la mitad del camino tendrás que conectarte y seguir así, hasta llegar a la escuela.

Entonces, después de limpiar tus pulmones, saldrás, te pondrás el tapabocas y empezaras a caminar o andar en bici. Yo voy en bici, es una tradición de Mario y mía. Él llega siempre muy puntual 6:40 am, comemos algo rápido, nos conectamos a los limpiadores y a las 7:05 am estamos fuera en camino a la escuela.

Nosotros somos de los afortunados que hacemos 5 minutos a la escuela, dejamos las bicis en el parqueadero de bicicletas y entramos al edificio, lo más rápido posible para no tener que detenernos a conectarnos de nuevo. Dentro del edificio el aire es 100% libre de bacterias, pero todos los alumnos estamos obligados a conectarnos cada 2 horas al limpiador por 5 minutos, ya sea personal o el de la escuela, lo mismo al final de las clases.

Estamos en la escuela entre 6 y 7 horas, dependiendo tu curso. Yo al estar en el primer año de preparatoria estoy 7 horas, de 7:30 de la mañana a 2:30. Si eres de los que te gusta estar todo el día ahí, metes clases extracurriculares. Yo, por ejemplo, metí clases de literatura, Mario me acompañó el primer día a inscribirme a pesar de estar negado.

-          Eso es algo de niñas - me reclamó

-          Bueno, puedes meter otra cosa si no quieres - le contesté

-          ¿Y dejarte sola? No sobrevivirías un segundo sin mí - refunfuñó - a ver dame la pluma, me voy a apuntar

Y así es como nosotros en vez de estar 7 horas, estamos 9. Después de las clases nos vamos a comer, depende del día comemos  en casa de él o en la mía. Hacemos tarea juntos o solo vemos películas viejas, e imaginamos cómo sería nuestra vida en ese mundo que parece muy normal a diferencia del nuestro.

Y terminamos el día cenando, lo que fuera, pero ya cada uno en su casa para que la siguiente actividad fuera, irse a dormir. Pero prepararte para dormir también era todo un ritual, usar el limpiador antes de dormir era esencial, la ronda más larga de todas, 20 minutos.

Algunos paranoicos incluso se dormían conectados a sus limpiadores personales, yo no, mi papá me dijo que, si servía pero la diferencia era mínima, y aparte gastabas el aire que podías usar afuera, si es que querías salir o hacer otras cosas aparte de estar en tu casa.

Y después dormías, si eras de los afortunados que podías dormirte con facilidad, dormías entre 8 y 10 horas, si eras como yo que te costaba dormirte porque pensabas en mil cosas que no te dejaban en paz, entonces quizá dormías entre 5 o 6 horas, pero nunca 8, tan solo que estuvieras enferma o algo.

ResilienciaWhere stories live. Discover now