Y ahí estaba yo, mirándome al espejo y haciéndome preguntas sobre la vida- ¿Qué futuro espera la humanidad? ¿Nadie mira la corrupción que hacen? ¿Por qué hay tanta maldad? - pero no eran todas la preguntas que pasaban por mi mente, habían otras que trataba de evadir - ¿Por qué yo? ¿Quiénes son?- y sin poder responder, mi tono crecía hasta adentrarme a un mundo imaginario de preguntas sin respuestas, al cual recurría el mayor tiempo. Hasta que...
-¡Rosse!- escucho el grito desesperado de mi madre llamándome para que baje a desayunar, lo que hace que vuelva del mundo de las pregunta. Me alivia haber escapado de ese mundo que siempre me lleva mi mente.
-¡Ya bajo mamá!- doy ese grito para que no fuera a subir mi madre y pegarme por no responderle, es mejor prevenir que lamentar, además que ella da miedo enojada, pero ¿Cuál mamá no da miedo enojada? Y más con sus chancletas voladoras.
Mi nombre es Rossebel Bejarano Velasquez, pero también tengo otro apellido que no lo tiene ninguno de mis padres, Grim. La verdad no sé en qué estaba pensando mi madre cuando me coloco ese nombre, aunque no me gusta, sin embargo, lo aguanto, pero prefiero que me digan Rosse, es más tranquilo y no tan exagerado.
Estoy en último año de bachillerato y dentro de un mes voy a cumplir mis diecisiete años, los cuales no es que esté esperando mucho. Además vivo con mi mamá Danaides, mi abuela Patrocinia, mi padre Stiven y mi hermana mayor Rosemarie, y sí, lo sé, los nombres raros vienen de familia, pero comparando los nombres de los antiguos familiares, no tengo nada de que quejarme.
Llevo una vida "normal", mis padres tienen un trabajo honorable, mi madre trabaja en el restaurante de la familia y es la mejor cocinera, todos llegan al restaurante para probar la comida de mi madre. Mi padre es uno de los mejores doctores, pero sin importar que es uno de los mejores es muy mal pagado, aunque a él no le importa, ya que él dice que es feliz cumpliendo su labor al lado de mi madre, mi hermana y de mí.
Me acuerdo que yo tenía ocho años el día en el que le pregunté que si era feliz con su trabajo, ese día él estaba en la sala sentado en el sofá leyendo un libro, quería sorprenderlo, por eso me hice detrás del sofá para saltar y sorprenderlo, pero cuando fui a saltar para sorprenderlo...
- ¿Qué quieres hacer traviesa?- se voltio y me miró, él no estaba sorprendido, la que estaba sorprendida era otra.
-siempre arruinando mis sorpresas-respondí haciendo un puchero.
El colocó una sonrisa y siguió leyendo su libro, yo admiraba a mi padre, siempre honorable, respetuoso, sabio y valiente, además de lindo. Mi padre era alto, de piel clara, con unos ojos que parecían el mar, los cuales envidiaba por no tener, su cabellera era oscura pero lisa, era hermosa a la luz del día y el porte que tenía al vestir lo complementa. Yo tenía ganas de hacerle la pregunta, hasta que no aguante.
-padre, puedo hacerle una pregunta- me miró y me hizo una seña con la cabeza moviéndola de arriba hacia abajo- ¿Eres feliz con tu trabajo?
_ ¿que si soy feliz con mi trabajo?-se río-¿tú qué crees?
-¿Yo?-conteste con asombro.
-!sí, tú¡- me quedé pensando en todo lo que hacía papá- pues siempre estás ocupado, no tienes casi tiempo para ti, tienes que cuidar a otras personas y no cuidas de ti, yo digo que no eres feliz- me miró sonriendo y me cogió la mano.
-quiero enseñarte algo, ven conmigo, sígueme- estaba ansiosa por lo que me quería mostrar, lo único que esperaba era un obsequio, pero era obvio que no era eso.-mira estas fotos-me entregó un álbum lleno de imágenes de niños sonriendo y ancianos felices, en varias fotos mi padre aparecía con esas personas y se le miraba muy feliz.
- ¿Qué pasa con esas fotos?- se sentó y me hizo seña con la mano de que me sentará al lado de él, hice caso sumiso y me senté al lado de él.
- ¿Que expresión tiene esa niña?-mire la foto, era una niña entre 5 a 6 años, era de color caramelo con un hermoso cabello esponjado-está feliz, ¿cierto?- yo asentí con la cabeza- esa felicidad de la niña me hace feliz a mí, la felicidad del poder sacarle una sonrisa a las personas, a que tengan esperanzas y no se rindan, esa felicidad que tienen esas personas y lo demuestran con una sonrisa iluminan mi corazón diciendo que estoy haciendo lo correcto, por eso me gusta mi trabajo, por eso soy feliz, por eso sigo luchando para ayudar a esas personas- esas palabra fueron tan sinceras, que me quedé asombrada por lo que dijo mi padre, nunca lo había escuchado hablar así de serio, tanto fue esa impresión, que a la hora de la siesta me quedé despierta pensando en sus palabras tan puras.
Cuando baje para desayunar mi madre me esperaba, el desayuno se veía delicioso y más que era echa por mi mamá, pero al mirar el reloj cambia mi expresión
-¡Se me hizo tarde!- ya eran las seis de la mañana y tenía que estar en mi colegio a las seis y media, mi madre me miró con cara de " es tu culpa¨, no dije nada y comencé a comer.
Casi me atragantó con la comida, con tal de terminar rápido y poder salir corriendo hacía el colegio, pues sería la cuarta vez que llegó tarde al colegio y no quería otra anotación. Termine de comer, me despedí de mi madre y salí corriendo, pero no antes sin despedirme de Aurora y Cristóbal, eran dos amigos míos que habitaban en la casa, aunque solo yo los veo mis padres los llamaban amigos imaginarios cuando era pequeña, ya que después les dije que no los veía para no preocuparlos.
Yo soy la rara de la familia, por lo cual entenderán el "normal" al comienzo puesto que yo no soy normal del todo, ya que mi familia guarda varios secretos los cuales yo ni sé. Algunos dirán que estoy loca, pero yo sé lo que veo y escucho y sé que son reales, bueno, no en este mundo, de pronto en un plano astral, sin embargo yo los trato como a cualquier persona.
Los vi por primera vez a mis cuatro años, Aurora fue la primera debido a que su muerte fue cercana, ella llevaba dos meses muerta y resulta que era una vecina que había muerto por un cáncer pulmonar, su alma estaba perdida y lo único que encontró fue a mí, por lo que se volvió mi amiga. Durante el resto de años descubrí varios espíritus, algunos peligrosos (endemoniados, los de las tinieblas o mejor conocidos como impuros), otros perdidos y desesperados (Benévolos), hasta los que viven todavía en el mundo material (imperfectos), y a veces puedo decir que es chol tener este don.
Sin importar de todo esto siento que algo mal está ocurriendo y que hay algo malo en mí, pero aún más que eso, presiento que mi vida va a cambiar pronto y que se avecina una oscuridad en mi vida.
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Mi oscura verdad
RandomRosse es una chica normal que está apunto de cumplir su mayoría de edad, pero su mundo se comienza a derrumbar al enterarse de una triste realidad que la llevara en toda una aventura, en busca de la verdad de su pasado y presente, tan solo para des...