3- Espía

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Despeiné mi cabello.

El día estaba culminando. Luego del largo viaje para la reunión familiar en la casa del tío Bernard, al llegar pasamos un agradable reencuentro y conversaciones que parecían sin final que abarcaron el resto del día. Tuvimos una improvisada cena y decidimos de la misma manera donde dormiríamos, yo había quedado en una de las habitaciones de invitados, era pequeña pero no tenía queja alguna porque sólo sería por éste fin de semana y luego, como permaneceríamos por unos días más a diferencia del resto, nos cambiaríamos de cuartos.

Pero eso no me preocupaba.

Siempre me había pensado a mí misma como alguien sociable, el estudio en casa jamás fue una excusa o razón para creerme mejor que el resto, o impedimento para llegar a las personas ajenas a mi familia. Me he dado a conocer, desde que tengo uso de razón, siempre; con familiares, personas de mi misma edad, en el coro de la iglesia, en mis clases de tela acrobática y en las de baile contemporáneo. Conocía a tanta gente aún con mi corta edad y muy rara vez tenía inconvenientes con ellos, nunca discriminé a nadie y a su pesar, me mantenía ligeramente alejadas de aquellos con los cuales sabía que podía tener roces.

He peleado, vale, eso lo admito. He insultado, vale, eso también lo admito. Y probablemente lo siga haciendo cuando me tenga que manifestar ante una injusticia o ante un idiota.

Pero hay algo que no me cierra estando aquí, traté de ignorarlo. Realmente traté de ignorarlo, también traté de ser amable ¡Lo vengo intentando desde hace hace 11 años! Y pensándolo y recontra pensándolo, me he dado cuenta que no me había percatado lo suficiente de que la incomodidad se remontaba hasta cuando éramos niñas.

Angélica, o ''Jelly'' como le dicen ahora, siempre me había parecido alguien curiosa. En el pasado había tratado muchas veces de fraternizar con ella, ustedes saben, ''amiguear'' para que así pudiésemos llevarnos bien y jugar como primas normales, hacerla sentir cómoda y en familia, algo que me repetía mucho mamá luego de preguntarle por qué ella había aparecido repentinamente. Uhmm. Recuerdo decirle que Ángel estaba tan grande como para ser un bebé que esperaban Rachel y Bernard Greene. Yo no lo entendía en ese entonces. Tampoco entendía por qué ella no se parecía a sus padres hasta que mamá me lo explicó.

Claridad y emoción habían nacido ante lo que mamá me decía y por eso, con el objetivo de llevar a cabo lo que ella me había aconsejado, siempre había tratado de acercarme pasivamente para luego terminar algo apenada y triste por no cumplir mi objetivo. Ángel se mostraba algo asquerosa ante mis intentos, no notaba en ella intenciones de acercarse a mi, ni de conocerme. Me sonreía de costado mirando hacia Dios sabe dónde y respondiéndome siempre con monosílabos y con porte indiferente.

Con el tiempo dejé de darle importancia, mis preocupaciones eran otras a medida que crecía, el único progreso que había tenido hasta éste entonces era el de que ella jamás me había maltratado, ni insultado y tampoco me había intentado pelear. También que una vez le saqué una risa a eso de los 7 años de edad, cuando tenía un corte de pelo ''pelela'' por sobre mi barbilla junto a un flequillo igual de recto, hace un tiempo que no nos veíamos y en cuanto lo hizo abrió tanto los ojos para después soltar un ''Dora'' y carcajearse de la nada, mi mamá también había reído ante su reacción. Después de eso juré no volver hacerme ese corte jamás, no por lo que ella había dicho, sino porque estaba segura de que realmente me sentaba mal. Pero estaba feliz por el hecho de haberla hecho sonreír.

Supongo que me aferré a ese recuerdo también. Sonreí al recordar eso.

Luego el tiempo pasó, empecé a hacer lo que me gustaba y las reuniones familiares, al menos esa que involucraba a los Greene, se habían dejado de hacer por diferentes motivos.

ROADLESS | BillieEilishxOCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora