sipnsosis

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La respiración de la peliroja es errática. Sus mejillas están rojas por el calor y llenas de lágrimas; tiene algo de tierra en sus rodillas desnudas, eso a causa de una pequeña caida que sufrió antes.

Mira para atras cada vez que puede. El miedo corre por sus venas.

Corre lo más rápido que puede, aún teniendo esperanzas de que pueda salir de esta.

Su cuerpo parece fallarle debido al cansancio, pero hace un esfuerzo por poder seguir adelante.

Escucha el sonido de alguien corriendo tras ella, por lo que trata de correr lo más rápido que puede.

Su respiración agitada es música en el bosque. Se le escapan sollozos de sus labios secos.

La persona que va detrás de ella acelera la velocidad, sintiendo ya ancias de sangre, de poder ver la cara de sufrimiento de Marina. Su locura lo ah llevado a estas instancias.

Marina mira hacia detrás de ella, pero no ve a la persona que le perseguía, no hay rastro de el o ella. Marina no sabe si es hombre o mujer, pues va todo vestido de negro, eso hace que no se vean sus ojos y ningún rasgo de su rostro.

Ella siente que le falta el aire. El aire de escapa de sus pulmones, por lo cual decide hacer una pequeña parada. El miedo ferviente es sus venas. Jamás había estado tan aterrorizada antes. Sus labios y manos tiemblan, mientras que su pulso es muy rápido.

Se detiene gusto en el tronco de un gran árbol. Comienza a tomar grandes bocandas de aire que le faltaban. Necesita agua, pero allí no hay.

Ella voltea para ver si esta quien la perseguía, pero no hay rastro. No hay señal de que el este allí, eso se le hace extraño.

La oscuridad de la noche atormenta más  a Marina, haciéndola querer llorar. Su respiración se vuelve agitada, al no saber donde está la persona que la perseguía.

Ella cierra los ojos dejando las lágrimas caer, así pudiendo respirar. Ella se siente al borde del colapso. Le da tristeza saber que quizás jamás pueda sentir la brisa helada de la noche o el ferviente calor del sol b quemando su piel.

Ella da un paso adelante con aún los ojos cerrados, llenos de lágrimas, dolores y tristezas.

Ella no siente movimiento tras ella, hasta que alguien se le abalanza y le tapa la boca a Marina, haciendo que sus esperanzas se vayan a la basura.

La fuerte mano que sujeta su boca le causa un gran dolor, tanto físico y psicológico. Le lastima saber que jamás volverá a ser feliz, que jamás volverá a respirar, porque su vida acaba allí.

Marina grita, pero sus gritos no los escuchan. No escuchan sus últimas palabras, sus últimos gritos.

Y allí se quedan, las súplicas y llantos de Marina, en el bosque, ahogados por el silencio. Y nadie sabía, que ese asesinato sería una advertencia para la ciudad

DagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora