***NARRA TOMMY***
Que suerte que pude evitar a ambos, después de que cruzara la calle seguí trotando, viendo el hermoso paisaje que tenía a mi alrededor, las luces de los postes comenzaban a apagarse porque el sol comenzaba a salir, dando un efecto hermoso en los arbustos y en los árboles que tenía alrededor, este era uno de mis lugares favoritos, a pesar de la abundante naturaleza, el diseño y cuidado que tuvieron con este lugar era... Perfecto...
Seguía el rumbo, el cual empezaba a llenarse de personas que empezaban a salir a esta hora a hacer un poco de ejercicio, cuando de repente sentí que me faltaba el aliento, me costaba respirar, mi vista comenzaba a hacerse nublosa, sentía como perdía el control de mis piernas y sin darme cuenta comenzaba a caer, en el momento en que mi cabeza tocó el suelo, las luces se apagaron para mí... Me quedé inconsciente...
¿Esto es todo? Bueno en realidad no creo que alguien me extrañe, la verdad ni mi familia lo haría... Creo que esto sería lo mejor que podría pasarme, desaparecer de este mundo en el cual paso desapercibido, hasta pareciera que hasta un fantasma es más notable que yo...
Ahora me encontraba en un lugar diferente y lo reconocía, todo era tan obscuro y vacío... Ese lugar era mi mente...
Tal vez se pregunten, como mi mente puede ser tan obscura y vacía si es que leo un libro que me hace tener fantasías y la cual me hace creer en algo mejor, bueno la respuesta es simple y sencilla, esos sentimientos son momentáneos, al instante que cierro el libro, sea cual sea la página en la que estaba, mis emociones se cierran con él. Después de hacer eso, todos mis pensamientos acerca de un mundo de ensueños desaparecen y me devuelven a la cruda realidad y la cual ahora es esta...
No sabía el cómo, pero de repente empecé a abrir los ojos porque alguien tiraba de ellos y estaba en el hospital echado en una camilla, una enfermera estaba a mi lado con su linterna alumbrando mi ojo en una mano y sosteniendo mi párpado con la otra, diciendo algo acerca de mis pupilas, no sabía que era exactamente, supongo que eran términos médicos, luego empecé a ver lo que me rodeaba, tenía un suero inyectado en mi brazo izquierdo, un aparato que se ajustaba en mi dedo índice y una mascarilla de oxígeno en mi rostro.
- Di-disculp... – intenté hablar con la enfermera, pero ella me hizo una señal para que dejara de hablar.
- No te preocupes en hablar, en estos momentos te encuentras muy delicado – me explicó mientras me mostraba una sonrisa cálida, como si se preocupara por mí.
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Esto me hacía recuerdo al momento en el que estaba en el hospital por mi intento fallido de suicidio: Llegué al hospital casi inconsciente, tomé una fuerte dosis de pastillas para la tos, además de otras que estaban en el refrigerador, en ese momento no había nadie en casa, había llegado temprano y después de tener un día muy difícil en el colegio creí que ya no podía seguir aguantando todo, unos minutos después comenzó a hacer efecto todas las pastillas, mi temperatura corporal aumentaba, comenzaba a tener mareos, intentaba caminar hacia un asiento para poder sentarme pero no podía controlar mis movimientos, luego escuché la puerta principal cerrarse y supuse que era mi madre, comencé a caminar hacia mi dormitorio y sin poder aguantar más y caí al suelo y empecé a convulsionar y con el ruido que hice al caer llamé la atención de mi madre quien al escuchar el sonido dijo:
- ¿Tomás? ¿Eres tú?
Al no recibir una respuesta mía comenzó a caminar hacia mí, al encontrarme tirado en el suelo se apresuró a correr hacia la sala y tomar el teléfono para pedir una ambulancia, cuando colgó pude ver aun con la vista borrosa como se quedaba parada ahí en silencio, después de haber llamado a la ambulancia, sin mostrar algún tipo de señal de preocupación o interés hacia lo que me sucedía, sentándose en el sofá que estaba a su costado esperando mientras lleguen los paramédicos, pero incluso me atrevería a decir que sentí como ella deseaba que no llegaran a tiempo... Lo siguiente fue que desperté y estaba en el hospital, me hicieron una limpieza intestinal para poder retirar de mi organismo todas las pastillas que consumí, aun me sentía débil y solo, vi a mis alrededores notando que las únicas que verdaderamente parecieran preocupadas por mí eran las enfermeras que revisaban mis signos vitales mientras que mis padres me veían de lejos, como si hubiera contraído algún virus que fuera contagioso y por eso no se me acercaban.
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¡Mírame!
RomanceUna historia de amor no correspondido a los simples ojos, pero que por dentro es tan puro que no puedes evitar el sentir celos de ellos. Tommy es un chico que sufrió una perdida familiar, de la cual se siente culpable. David es un chico carismático...