Estén preparados.
Capitulo I.
El viento azota el rostro de Kadice mientras su cabello vuela a su alrededor. El día había sido bastante soleado, pero mientras iba oscureciendo, la tarde se hacía más fría.
Kadice, era una Helder.
Los Helders eran criaturas - que según las personas decían desde ya un remoto tiempo- tenían poderes "mágicos" o poderes "malignos y perversos" fuera de lo común de este mundo. En la antigüedad, el reino de Cashda -La región ubicada al Norte de Coya, el gran país de todos los reinos-, era el más conocido por estar fuera del rango de aceptación contra estas criaturas. Al contrario, eran subestimadas desde su prehistoria teniendo un historial de peligrosos, y ellos sin tener en cuenta aquello, no entendían el porque los llamaban de esa manera. Los helders estaban lejos de ser una amenaza para los humanos porque según su naturaleza era protegerlos.
Pero esas reglas habían cambiado.
Lo habían hecho desde el momento en que los reyes de Cashda decidieron apoderarse de los helders, y tenerlos en su contra.
Los helders eran criaturas fuertes y poderosas, más que cualquier otra criatura misteriosa de Coya. Solo que los helders no tenían presente ese hecho, y por ello no lo usaban para defenderse. Pero los humanos, si, al igual que sus reyes que manipulaban con sus mentes tan filosas como una espada de hierro o un arco perfecto de tiro.
Eso era lo que ellos hacían.
Estaban saciados de poder, de querer marcar la diferencia entre todo aquel que fuera como ellos, ¿Y quién más diferente, poderoso y fuerte que un helder? Nadie. A los gobernantes les daba igual si se pudrían en algún calabozo subterráneo y oscuro de su castillo, a menos que le sirviera para su utilidad. Y por eso los helders vivían en silencio y apartados de cualquier leal a la corona.
No querían llevar una vida de esclavitud y oscuridad.
Kadice no creía en la magia, y ella siendo una helder, no creía tenerla. Solo creía en el don. La joven muchacha nunca había conocido a parte de ella, a otra criatura que hiciera lo mismo que ella hacía. Y es que la chica podía controlar la naturaleza, o en parte, sus elementos: fuego, aire, tierra y agua tan solo teniendo una apariencia humana, como cualquier otra persona.
La joven Kadice cierra los ojos y se relaja un momento; luego aprieta sus manos en puños, y se vuelve a concentrar en la pequeña laguna que tiene de frente. Alza sus manos, y con ellas invoca toda la energía que siente desde lo más adentro de su ser.
El agua del estanque frente a ella, comienza a moverse, siente la electricidad que pasa por sus manos; presiona más fuerte, y el agua de la laguna comienza a subir. La tenía. Kadice sonríe. Agita una mano de manera circular hacia el estanque para que el agua poco a poco fuera agarrando el ritmo de un remolino. Con la otra, se vuelve a concentrar, pero esta vez en el aire, e intenta mover todo en uno solo para hacer una sola estrofa, pero esta vez de elementos.
El agua se mueve mientras el aire lo impulsa, inicia otro...
一 Kadice, ya es tarde 一 todo se viene abajo cuando se da la vuelta rápidamente. Cailin, la mujer de cabello rubio que esta de repente detrás de ella, le da una mirada riñiendola
一 No estaba haciendo nada malo 一 dice la joven rápidamente.
一 Sabes que no puedes hacer eso 一 le reprocha la mujer 一 Hay vecinos cerca y pueden descubrir lo que estás haciendo. Incluso podrían advertirle...
Kadice sabia a lo que su madre se refería con ello
一 No estaba haciendo nada malo 一 vuelve a repetir Kadice, esta vez sonando casi convincente.
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Luminous Eyes (Editando).
FantasyTodos vivimos en un mundo de fantasía e imaginación cuando somos niños, y para algunos de nosotros ese mundo de fantasía continúa cuando crecemos- Jim Henson. NOTA: Esta historia esta hecho sin fines de lucro, solo por el amor a la lectura y a escri...