Lo mejor

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Sus gemidos y el choque de ambos cuerpos son uno de los sonidos lascivos que hacen eco en la habitación de la pareja. El pequeño azabache se niega a quitar las manos de sus ojos, llorando a mares y haciéndose la idea mental de que aquel que tiene encima le está haciéndole amor y no teniendo sexo como el ya sabe que hace con otros más. No va a negar que aún lo ama, que aún lo sigue amando, y que esos ocho años de matrimonio para el valieron oro y marco la etapa más preciosa y amorosa de sus vidas (O al menos para el). Sabe que le están siendo infiel, sabe que el ya no siente el mismo amor que antes, sabe que el ya no lo ama y que siente amor por muchos más, sabe que el ya tiene a alguien más.

Y aún así se niega a dejarlo ir.

Tras terminar aquel acto ocurre lo mismo de siempre. Mientras el albino se mete a la ducha, el solo se coloca su pijama, camina a la sala, cierra la puerta con seguro, y comienza a llorar en silencio, maldiciendo el porque tener que aguantar todo eso y lamentarse el hecho de que no todo fuese como antes.

Anhelando el regreso de los frescos días de primavera dónde se juraron amor eterno.

La cortinas están abiertas, permitiéndole el paso a los rayos del sol naciente entrar y tener contacto con su cuerpo, soltando un ligero quejido al sentir sus pupilas quemarse y el dolor que le causa esto. Tiene lo ojos ligeramente rojos, lo suficiente para que sean notados por su pareja. Abre la puerta, notando que recien son las 7:35 de la mañana, tomando la opción de hacer el desayuno y dedicarse a seguir con sus actividades del día. Al entrar a la cocina nota al albino tomando de una taza un americano, mientras que teclea unas cosas en el celular. Nota su presencia, por lo cual mira al azabache que se ha quedado estático en el marco de la puerta.

-Por fin despiertas. Me voy a un viaje de negocios, llegó en 4 meses.

No pregunta del porqué no durmió en su cama.

No pregunta del porqué su llanto,
Ya que sabe que lo escuchó.

No pregunta del porqué estaba llorando mientras estaban en pleno acto.

Simplemente avisa que se irá y que no volverá pronto.

El pequeño azabache solo asiente, viendo pasar a quien se supone que es su esposo a un lado como si no existiera, tomando su maleta que ya estaba en el frente de la puerta. Aprieta la mandibula, girandose e ir a alcanzar al albino que está apunto de salir de la casa.

-¡Oliver! 

-¿Mh?

-... Suerte.

Mira hacia abajo, sin saber que más decir ya que no lo quiere dejar ir, pero no tiene remedio, ya que sus piernas no le responden y aún tiene ganas de hecharse a llorar y rogarle para que no se fuera a ver con una de sus amantes, perdiendo la poca dignidad que todavía le queda. Oliver apenas y le sonrie, soltando un simple "Volveré lo más pronto que pueda" para después salir de la casa y cerrar la puerta.

Nada, ni un simple beso de despedida o una caricia.
Nada.

Se pone a rememorar como fue que llegaron a ese punto, en el que Oliver comenzó a engañarlo y para colmo sea una persona poliamorosa y el simplemente aceptaba eso como si fuera el pan de cada día, haciéndose el de la vista gorda. Porque el no era tonto, el sabía de todas y de cada una de las infidelidades que el albino le hacia y desde cuándo había dejado de ser la pareja principal , pero como "buena esposa" y omega, se negaba a hacerles caso, por el simple hecho de que lo amaba, y por qué lo amaba había abogado y luchado por el, alejadose de todos y de cada uno de sus conocidos, perdiendo a su mejor amiga en el transcurso por guiarse por el corazón y no por lo que su mente de genio de le decía que le estaba haciendo mal.

Midnight LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora