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Tal vez si hubiera sido más valiente, hubiera podido ir a verte. Pero no podía, no después de lo que te dije e hice. Además, no tenía idea de dónde estabas y no me atrevía a abrir las noticias.

—Felicidades, la cagaste —se encogió de hombros Woojin.

—No quiero seguir en esto —murmuré—. Ya no más, no quiero nada que ver con la mafia.

Mi hermano me miró con el rostro neutral y se agachó a mi altura.

—Bueno, Chris tampoco te quiere ver, yo menos —sonrió—. Podrás irte Migyeong, pero no así de fácil. Conoces nuestras reglas, pero tú eres una excepción. Agradece que seré un hermano para ti una última vez.

Lo miré en silencio.

—Seis años, tendrás que trabajar para Sparo seis años más. Puedes con ello, ¿cierto? —ladeó el rostro sin quitar su sonrisa.

Chasqueé la lengua, seis años eran mucho, pero si con eso podría estar libre, entonces lo haría.

—Me iré de aquí.

—¿Con qué piensas irte? —se burló.

—Tengo cómo.

No le dije más. Tenía herencia que mis abuelos por parte materna me habían dejado, y aunque no podría sobrevivir con eso toda mi vida, al menos podría cubrir unos 3 años viviendo en otro lugar. Igual tendría que trabajar.

—Bien, entonces no quiero volverte a ver por aquí —se paró—. ¿Cuándo te vas?

—En cuanto consiga un lugar. Y no te preocupes, tampoco quiero volver a verte.

Su sonrisa desapareció y me miró una última vez antes de irse a su habitación.

Y así es como llegamos a donde estamos ahora

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Y así es como llegamos a donde estamos ahora. ¿Sobre mis amigos? Hyunjin comenzó a salir con alguien, aunque no me quiere decir con quién. Jeongin se rindió de buscar el cariño de sus padres, se mudó con Hyunjin y decidió centrarse en sí mismo. Y bueno, sobre la mafia... Felix murió hace dos años por sobredosis de drogas. Me sigo preguntando en qué momento cayó tanto. Con los demás no volví a interactuar de no ser porque lo requeriese, y hoy era mi último día siendo parte de Sparo. Finalmente había cumplido mi recado y era libre.

Y en este mismísimo momento presionaba mi lapicero tan fuerte que creí romperlo.

—¡Acepto! —corrió hacia tus brazos.

Y ya estaba. Me enteré dos meses después del accidente que sobreviviste y fuiste llevado al hospital. Lamentablemente no fui capaz de darte la cara, y al parecer me olvidaste con el paso de los años. Era comprensible, yo no merecía un espacio en tus recuerdos.

La gente al rededor comenzó a aplaudir y yo me acerqué a ustedes mientras un rubor teñía sus mejillas.

—Traigo sus pedidos —les sonreí sinceramente—. Muchas felicidades.

ѕιяєη - kïm sëünġmïn Donde viven las historias. Descúbrelo ahora