Segunda parte:

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Despertó de golpe de un largo sueño. De muy mal humor maldijo su suerte e intentó volver a dormir, necesitaba conservar energías. El alimento había sido muy escaso en el último tiempo, o más bien en el último siglo. Sin embargo, no lo logró. Trató de pensar qué ocurría y fue entonces cuando sintió las vibraciones que terminaron de ahuyentarle el sueño y lo proveyeron de nuevas esperanzas.

En tan solo unos segundos circulaba por sus venas la certeza de aquella novedad tan esperada... tan anhelada. Podían percibirlo sus millones de capilares. La noticia fue confirmada por sus múltiples hijos y sintió el deseo palpitando en su sucia epidermis. ¡Estaba tan hambriento! Últimamente no lo habían cuidado muy bien pero él se había encargado de que lo pagaran. Y al fin tanto esfuerzo había dado frutos.

No tuvo que esperar demasiado, poco después la sangre fresca se deslizaba por sus venas, revitalizándolo... Tenía sabor a hierro, a dolor, a miedo; la combinación que más le gustaba. Era su preferida.

En el colmo del éxtasis supo que había más... ¡había más!

Siempre vive al acecho en aquel remoto paraje, bajo el cuidado de sus leales hijos

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Siempre vive al acecho en aquel remoto paraje, bajo el cuidado de sus leales hijos. Yace en suelo rojizo... en cada pasaje lóbrego del bosque. Él se expande y el infierno se hace cada vez más grande, su sed de sangre aumenta.

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