Bear's bakery, aquél negocio de nombre tan curioso, que solo abría en ocasiones especiales: San Valentín, Día de la Madre, Día del Padre, Navidad y Año nuevo. Todas las fechas tenían algo en común; unir a la familia y celebrar el amor entre ellas, ¡y qué mejor manera de hacerlo que con una buena taza de chocolate caliente!
Los dioses envidiaban a los humanos por lo mismo.
Todos los años, Minho se hacía cargo del negocio que alguna vez perteneció a su ya fallecido padre, quien lo había acompañado durante toda su vida al igual que su madre. Él estaba agradecido de haberles tenido, de no ser así probablemente no sería el tipo de persona que es ahora ni estaría tan feliz haciéndose cargo de una pastelería como esa.
Y también, él probablemente no habría conocido a ese pequeño chico de cabellera rubia y sonrisa deslumbrante. Cada semana, aquella dulce persona aparecía, y en cada ocasión ordenaba un cupcake con sabor a fresas, vainilla y un poco de chocolate adentro; acompañado de una taza de cappuccino medianamente caliente.
Minho jamás se había atrevido a hablarle por ello es que jamás le atendía; en su lugar lo hacía Felix, quien decía llevarse muy bien con el de cabellos rubios y además había podido informarle al foráneo sobre su nombre.
Han Jisung.
Pero algo estaba claro, todas las veces en que Jisung asistía, era Minho quien le hacía aquel postre que tanto le gustaba al pequeño que invadía sus pensamientos; agregándole un ingrediente secreto que lo hacía aún más especial y delicioso: amor.
El brillo del sol lo acompañaba en esta jornada, era San Valentín, y por ende, era un día especial.
De camino a su lugar de trabajo, pudo notar la presencia de aquella linda criatura pasar entre la gente, deteniéndose un minuto frente a la pastelería; para después continuar su camino acompañado de su guía.El azabache se detuvo a contemplarle por unos segundos antes de ingresar a su lugar de trabajo, temiendo que Jisung pudiese incomodarse al sentir la mirada de alguien, o bien, que el guía de este se diera cuenta. Minho soltó un último suspiro ante su inherente valentía.
Su padre, alguna vez le dijo que el amor siempre se hallaba en lugares como ese, pues él siempre relataba que la historia de él y su madre había iniciado allí, en Bear's bakery. Y por ello, hace años le dijo que que muy probablemente ahí encontraría a su amor verdadero. Minho había pensado que su padre quizá miró muchas películas con finales de cuentos de hadas, y se arrepintió de inmediato cuando vio por primera vez a Jisung.
Y aunque jamás había logrado hablarle, sabía que existía algo que los hacía similares.
Al entrar a su destino las actividades planeadas continuaron con normalidad. Con una sonrisa imborrable de su rostro, realizaba su trabajo. Era un buen día, sobre todo porque no todos se quedaban comiendo allí, usualmente ordenaban a domicilio o sólo iban a comprar y se marchaban una vez que tenían su postre en mano; así que podrían cerrar temprano.
Pero lo vio ingresar, casi agitado y con su guía a un lado, sin importar nada. Después de todo, ¿a quién podía incomodarle aquel animalito? Y el silencio fue reemplazado por la voz de un exhausto muchacho.
—¡Pero casi íbamos a cerrar! ¡Rayos! —Dijo Felix en voz baja, mirando con un puchero a Woojin y Minho, solo logrando enternecer al primero de estos.
El castaño se limitó a sonreír de lado, mientras que Changmin salía de la cocina, tratando de hallar el motivo de la dramatización de Felix; y al verle, de inmediato levantó una ceja en dirección al pelinegro.
—Parece que alguno de nosotros tendrá que hacer el trabajo, ¿no, Minho? —el aludido se ruborizó levemente, bajando la mirada mientras asentía—. ¿O preferirías hacerlo tú?
—Prometí que les dejaría salir a partir de las seis de la tarde, y ya es hora... —murmuró—, después de todo ni siquiera tienen que atenderlo, ya sé qué es lo que va a ordenar.
—¿Pero no te gustaría que nos quedásemos contigo? Somos tus amigos. —el mayor sonrió y negó.
—No, yo puedo con esto, pueden irse, gracias —dicho esto, se dispuso a juntar los ingredientes para preparar el pastelillo—. Woojinie, cuida de Felix. Y Changmin, no dejes que Sunwoo haga bobadas.
—Está bien, te dejamos a cargo de la mesa número tres, compañero.
El dueño del lugar los vio salir, y como cada año, su último trabajo del día era decorar y preparar el dulce de su ángel; y al terminar también se encargó de llevarlo a la mesa donde se hallaba él. Ya podrían intercambiar palabras.
—Aquí tiene, joven.
Han se limitó a sonreír en agradecimiento, si bien no podía verlo, sus demás sentidos no le fallaban: aquella voz tan dulce y algo insegura, el dulce olor característico de dulce, sabía por Felix que Minho gustaba de él, y él se sentía atraído por las cosas que el australiano le contaba; aunque era la primera vez que lo trataba. Pero cualquier persona que hiciera dulces tan deliciosos, habría de poseer un corazón noble, ¿no?
—Gracias.
El ambiente era tranquilo gracias a que habían salido todos los trabajadores ya, clientes no había muchos después de todo.
Solo quedaban ellos dos.Ninguno dijo alguna palabra más, Lee se alejó deseándole un buen provecho y comenzó a limpiar lo restante en el lugar. Y al cerrar, la voz bajita que reflejaba la delicadeza del joven, llegó hasta los oídos de Minho quien se encontraba de espaldas. Este se había asustado un poco, no había notado la presencia detrás suyo, creyó que el menor ya se había ido hace un rato.
—Disculpa, tú preparaste el dulce, ¿verdad?
El mayor se sorprendió al girarse, la razón número uno era que pudo percatarse de que Jisung era aún más lindo de cerca.
Y la segunda, es porque él sabía la condición del castaño, él no podía ver.—¿Cómo supiste?
—Porque en ese lugar nadie más olía a pastelito, excepto tú.
De sus labios escapó una risita, y tanteando levemente logró atrapar la mano ajena, sintiendo de inmediato la gran diferencia de tamaños, pues la suya era pequeña y gordita; mientras que la de Minho era un poco más grande, cálida. Pero él era lindo y pequeño, daba miedo tocarlo sin pensar que se rompería fácilmemte. Estaba sorprendido, pero no se negó, en cambio sonrió aceptando el toque adverso, entrelazando sus manos.
Sus corazones estaban acelerados. Un día más de primavera, un día más donde afuera, florecía; y donde el amor también nacía.
します。
ESTÁS LEYENDO
🐻 ! BEAR'S BAKERY。
Fiksi PenggemarOlía como olían los alcatraces ante la cálida lluvia de un octubre, su bondad y su inocencia resplandecían en la serenidad de sus ojos matizados de destilada miel. Él era campo, lampo y fronda oculta en el tétrico silencio de lo desconocido.