Capítulo 2

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"Que débiles somos cuando queremos tanto a alguien"
-Frases juveniles-


Después de dormir esa siesta, recuerdo todo y lo siento como un balde de agua fría.

Claramente fui muy tonta al creer que podría tener algo con él, o por lo menos que yo llegaría a gustarle.

Dicen por ahí, “el que no arriesga no gana”, este es un claro ejemplo de que no funcionó.

Aunque hay algo que todavía ronda en mi mente, ¿Quién se lo dijo?, ¿A caso soy muy evidente?, ¿Estaremos hablando de lo mismo?

No lo sé pero creo que me estoy martirizando mucho, por eso debo dejar de pensar en lo que ocurrió esta tarde, si no, voy a acabar deprimida y no quiero que él vea que lo que dijo me afectó.

No, definitivamente le voy a hacer creer que no me duele tanto como en realidad es.

Mamá grita para que bajemos a comer, al salir al pasillo me encuentro con mi hermana y la saludo ya que no la había visto al llegar del colegio.

La mesa ya está puesta y solo nos queda sentarnos a comer. Durante la comida hablamos de temas al azar y de cómo nos fue el día de hoy, pero omito la parte de mi decepción amorosa.

Después de recoger mi plato y lavarlo les deseo provecho a ambas y subo a mi habitación.

Decido comenzar a realizar mi tarea cuando un toque en la puerta me hace voltear hacia ahí, mi hermana asoma su cabeza haciendo un ademán pidiendo permiso para pasar, a lo que yo contesto asintiendo.

Pasamos la tarde conversando hasta que llegó la hora de dormir.

☆☆☆☆☆☆☆☆

—¿En serio te dijo eso? ¡Que idiota!

—Sí... Lo odio

Sara, una de mis mejores amigas, me miró de forma interrogativa, así que tuve que desistir.

—Bueno... ¿Qué quieres que te diga?

—Yo sólo te digo que no quiero que te lastime, por lo que yo te recomiendo que lo olvides.

—Suena tan sencillo—dije suspirando— pero, tienes razón. Si no era para mi, no hay que sufrir. Lo intentaré.

—Yes. Hay más culos que estrellas, además me tienes a mi, si algo sale mal sólo dilo y ahí estaré para madrearme a cualquiera.

Ambas comenzamos a reír a carcajadas mientras caminábamos fuera de la cafetería.

Revisé mi reloj.

Oh mierda, 9:38... Llegaría tarde a mi siguiente clase, sólo tenía 2 minutos para llegar y que aún me dejaran entrar, Sara se percató de mi preocupación y preguntó:

—¿Qué sucede?
—Mierda Sara, voy a llegar tarde a la siguiente clase es tardísimo, ¿Por qué rayos no me avisaste?

—Por si no lo recuerdas yo no tengo clase ahora y no había revisado mi reloj.

La tomé de la mano y comenzamos a correr por los pasillos del instituto, eso le pasa por no avisarme. La suelto y ella se queda atrás.

—¡Vamos! ¿Es en serio?—la miro indignada mientras sigo avanzando.

Mi pie se resbala y ya me veo cayendo en el piso de boca. Sin embargo, no pasa, sólo siento que alguien me jala del brazo y me enderezo. Al principio creo que fue Sara la que me salvó, pero mi sorpresa saltó al saber que no fue ella, si no un chico.

Mis mejillas empezaron a ponerse calientes y muy probablemente en un color carmín. Desvío mi mirada al piso y agradezco.

—Gracias.

–Oh, no hay de que —estira su mano— Ander, mucho gusto.

Estiro mi mano y la estrecho con la suya, en ese momento me jala un poco hacia él y me detengo justo antes de chocar con su torso, el susto y el shock me dejaron un poco paralizada, él aprovecha eso y me besa, obviamente no le correspondí el beso.

Logro salir de mi estado de shock y lo empujó por el torso.

— ¿Qué te sucede?—le cuestiono exaltada.

— Lo siento—dice.

—¡No nada de “lo siento”! ¡Estúpido! ¿Qué derecho tienes?—le suelto una bofetada.

Hasta ese momento Sara aparece a mi lado, ¿Por qué hasta ahora? ¡Ahg!, ella y yo vamos a tener una larga conversación. La miró de reojo y está igual de enfadada que yo. Sara empuja a mi agresor ¿Ander? Ya ni siquiera me importa su nombre.

— ¿Qué te crees estúpido? —le reprocha Sara exaltada—Si te metes con ella te metes conmigo y créeme que no quieres eso.

Sara lo empuja, comenzando a avanzar y me lleva con ella. Nos detenemos a la vuelta del pasillo y me pregunta si estoy bien.

—¿Estás bien?—me pregunta con preocupación reflejada en su rostro.

–¿Tengo cara de estar bien?– le respondo—¿Por qué mierda no apareciste antes?

— Lo siento al principio la situación aparentaba ser normal.

— Anda, ya no llegué a mi clase ¿A dónde quieres ir?

Avanzamos de vuelta a la cafetería conversando, volteo ligeramente hacia atrás y lo veo, ojalá mi mente me este jugando una mala pasada. Parpadeo, y no, sigue ahí. Maldito Thiago, espero que no haya visto todo eso.

Con ese pensamiento continuó mi camino a la cafetería, escuchando a Sara.

Un Idiota En El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora