•Capítulo IV

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Tras dejar una brusca patada en uno de los relucientes muebles de mi habitación, revolví en la pequeña mochila que había decidido traer sólo por la nostalgia que tenía en su interior.

Una mochila heredada de mi abuelo.
Una mochila remendada por las miles de veces que subí con ella al gran árbol de la cima de la colina.

Saqué de ella un cuaderno de notas que tenía unos cuantos años y una pluma semi nueva.

La gente es así, debes saberlo, Adrianne, no siempre tendrás dieciocho años. Te han jodido mucho, , pero nunca dejaran de hacerlo.
Las chicas te hacen falsas ilusiones, los chicos simplemente son idiotas”

«Ya está», me dije sin referirme a la estrofa escrita.

Cristina no me gustaba, eso estaba claro.
No creía en el amor a primera vista, es más, era una de las cosas más estúpidas del planeta, al menos para mí.
Pero, había algo muy frustrante en todo esto, y era que, ¿Por qué bromeaba con esas subidas de tono? O al menos, ¿Por qué conmigo?

Tal vez Cristina era idiota y no se daba cuenta de que había firtleado con una chica para después decirle que no era una jodida bollera.

Aquella era una de las cosas que más detestaba.

Las falsas ilusiones.

Joder, se supone que soy heterosexual, ¿Por qué me han molestado tanto esas insignificantes palabras?

«Sea como sea, debería darme lo mismo»

A lo mejor mamá tenía toda la razón,  no debo fiarme de la primera persona con la que me choque de bruces.

Llamaron a la puerta con cuatro toques nerviosos

—¿Qué quieres?— Dije de forma despectiva.

—Pasar, ¿Puedo? ¿O vas a decirme que me largue con ese tono del orto?

No hubo respuesta.
Pensaba que Cris iba a interpretar el silencio como un “no”, pero fue al contrario.

—Adri...—Dijo mientras cerraba la puerta tras ella.

—No te he dicho que puedas pasar— interrumpí

—Tampoco me has dicho que no pueda.

—Idiota.

Bollera.

Hubo una pausa.
¿Había escuchado bien?
¿Me había llamado bollera?

—¿Que has dicho?— No podía ser. Aquello era desquiciante.

—Te he llamado bollera.

A partir de esa frase, comenzó a acercarse con esa sonrisa tonta que ponía cada vez que guiñaba un ojo o hacía una broma.

«Esta vez no, Cris. No me voy a ruborizar ni un poco»

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⏰ Última actualización: Jan 05, 2020 ⏰

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