Cachorros

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Se encuentra vagando por la tan temida zona prohibida

Sus patas se mueven ágilmente entre las hojas secas y ramas, evitando hacer ruido, y sus grandes orejas se encuentran alzadas en espera de escuchar cualquier sonido que le avise, se encuentra en peligro.

Con el pasar del tiempo se da cuenta que no hay nada peligroso, nada interesante. 

Aburrido.

Tampoco es como si en verdad le importara que el imbécil inglés le haya mentido; no era ninguna sorpresa, ya había sucedido con anterioridad.

Decidió luego de un rato, y de sentir las características laceraciones en sus patas por el terreno tan caliente y seco, echarse en el suelo a descansar, aunque, más que para realmente descansar, era para no regresar y explotar contra todo el mundo, como siempre hacia cada que algo le molestaba.

El canto de los bolsero de Bullock* le hace gimotear, en un puchero nada común en él, pues quería cazarlos (algo imposible porque volaban). Aunque ahora que se encontraba en total soledad, no le importaba actuar tan infantilmente, por lo que sigue con sus gruñidos y gimoteos hasta que cae dormido tras un bostezo.

Despierta algunas horas después, sintiéndose embriagado por un suave olor a chocolate no amargo (como al que estaba acostumbrado), sino dulce, extremadamente curioso y fuerte. Sus sentidos, ante el olor de omega sumiso y complaciente, destinado, se habían apagado y no deseaba más que relajarse en compañía de ese tranquilo aroma, pero no lo reconocía, ni recordaba que estuviera allí antes de que durmiera, tampoco era de las personas que solo daban todo por sentado.

Necesitaba impartir autoridad y saber de dónde venía el portador de tal aroma. Se levanta de un salto y mira a todas direcciones buscando una amenaza, más solo encuentra el pequeño y tembloroso cuerpo lobuno de un omega.

Who are you? (¿Quién eres?) —ruge enseñando los dientes, en pose de ataque, amenazador, impartiendo, como antes se escribió, la autoridad a la que estaba tan acostumbrado.

El omega suelta un chillido, y mostrando sumisión se tira al suelo, boca arriba; ya había aprendido la lección con anterioridad, él, un omega no podía ni debía siquiera imaginar en estar a la par que un alfa o de hablarle sin estar sobre el suelo, a donde pertenecía.

El lobo de pelaje dorado boquea un poco, sin saber que hacer, y al final —¿Quién eres? —pregunta, más seguro y calmado, con aquel divertido acento, al imaginar que tal vez era alguien originario de España y no le entendía.

—Nueva España... —responde bajo el lobo de menor tamaño mientras mira el suelo, aún en una posición sumisa.

El de habla inglesa siente todo su ser vibrar emocionado al escucharle hablar. —Mi nombre es Trece Colonias —dijo. —Tu... Pelaje es muy lindo —. Soltó, no sin pena, pues era una vergüenza que alguien como él, un alfa de su posición, no supiera qué decir en tales situaciones. Si hubiera estado en su forma humana se hubiera visto como se carcajeó al ver el cambio tan brusco de actitud del menor, que se levantó rápidamente preguntando si era verdad aquello, con un brillo de felicidad en sus hermosos ojos miel. —Yes (Sí) —afirmó el alfa. —I've never seen brown fur and that makes is cute. (Nunca había visto un pelaje castaño y eso lo hace lindo.) —y contrario a su actitud, a esa necesidad de imponerse sobre todo y todos, actúo pacíficamente, importándole poco que un omega actuara como un alfa con esos juegos rudos y toscos. Conversó con el recién conocido Nueva España hasta que el sol se ocultó, y prometiendo verse mañana por la mañana en ese mismo lugar bajo aquel gran sauce que presenció el primer acercamiento de aquellos lobos destinados a estar juntos por toda la eternidad, siguieron viéndose, conociendo del contrario.

Perfect Stories °UsaMex° [Terminada] ✔✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora