Alex...
— Eh... claro, dime. — ¿me preguntará si soy gay?
— ¿por qué me miras mucho? — ¡¿Qué?!
— ¿Yo? — me señalé, poniendo mi dedo incide en mi pecho.
— Bueno... eso me han dicho, así que pensé en preguntarte, y otra cosa... — se llevó la mano a su nuca.
— Dime. — Crucé los brazos.
— ¿crees que pueda entrenar contigo? de verdad veo que eres bueno peleando, pensé lo contrario. — me miró, sus ojos brillaban.
— Ah... Claro, sólo dime, obviamente después de clases.
— Claro, anota mi número. — sonreí, disimule la emoción que sentía al tener el número de el chico por quién todas las chicas mueren.
Me dió su número, le envié un mensaje para que guardará el mío, nos despedimos dándonos la mano, sentí un corto escalofrío recorrer mi cuerpo cuando pasó. Comenzamos a caminar en direcciones diferentes, caminaba con una gran sonrisa. Llegué a casa, nada nuevo, sola y fría, mis padres trabajan todo el día, no amo la idea pero tampoco la odio, de hecho me he acostumbrado a estar solo, me da igual si están o no, mientras no irrumpan en mi habitación, aunque los ame no me gusta que invadan mi privacidad.
Subí a mi habitación, encendí mi bocina que estaba sobre mi buro, inmediatamente se conectó con mi móvil, iniciando "Roar" de Katy Perry.
En seguida tendí mi cama, tomé un tapete bajo de la misma y lo puse en el piso, me recosté sobre el, comencé con mi rutina de ejercicio diaria. Pasaron dos horas de ejercicio casi interminables, me levente de dicho tapete y me dirigí al baño, encendí la regadera, mientras se calentaba el agua, me miré al espejo, noté que mi barba comenzaba a hacerse presente pero lo dejé del lado, entré a la regadera, el agua relaja mis músculos, doy un suspiro, pensé en los deberes que tenia, soy tan flojo para hacerlos pero tan "matadito" para no hacerlos. Termino mi ducha, salgo con una toalla en la cintura, y otra secando mi torso, finalizo secando mi cabello, escucho mi móvil vibrar pero lo ignoro, tomo mi ropa interior y me coloco junto con una camiseta negra sin mangas, pegada a mi cuerpo.
Me recuesto en mi cama, tomo mi móvil, veo que me han agregado a un grupo de WhatsApp, miro extrañado el nombre "School's Best", deben ser los vagos de mi colegio, entro y hay mensajes y videos sobre mi pelea con Jonathan, ruedo los ojos.
Iba a salir del grupo inmediatamente cuando...
Hola Alex, Bienvenido.
Era el hijo del director, el tal Arturo, Arturo Granados, quién se sentía dueño del mundo solo por tener todo lo que quisiera, que pudiera comprarse obviamente.
Tal vez, tener una "amistad" con el fuera beneficioso, podría concursar de manera inter escolar.
inmediatamente me quité esa idea estúpida de la cabeza, nunca se me olvidará lo que todos esos idiotas nos decían cuando no éramos "nadie" en el colegio.
Gracias, Arturo.
Fue lo único que respondí antes de poner el grupo en silencio. No me interesaba en lo más mínimo estar en contacto alguno con ese grupo de idiotas.
Una ves terminé de vestirme, hice los deberes del colegio, no era muy complicado para mí, nunca fuí el mejor alumno pero tampoco el peor.
Terminé, no tenía nada que hacer, miré mi celular por curiosidad, muchos mensajes en dicho grupo para muy pocos miembros, solo leí algo referente a una fiesta, cosa que ni siquiera me molesté en abrir, tenía varios mensajes de números sin registrar, la mayoría eran chicas pertenecientes al grupo y también chicos preguntando acerca de la pelea, los bloqueé a todos, dejé mi celular a un lado, tomé un respiro profundo y pensé en algo que hacer, no había nadie en casa, terminé los deberes, limpié y demás.
Me levanté de la cama, me cambié de ropa, saldré, tal vez por un café, hace mucho no lo hacía y extrañaba el sabor.
Terminé por ponerme un pantalón negro, botas negras y una chaqueta de "piel" color café, hacía frío, como era de costumbre, así que tomé una bufanda y un gorro, ambos de color gris oscuro.
Salí en dirección a la cafetería más cercana, el suelo estaba mojado, llovió y ni siquiera me percaté, mi nariz y mis mejillas tomaron un tono rojizo, algo tenue pero notable.
Miré mi celular, tenía un mensaje de Jonathan, inmediatamente lo abrí.
Te queda muy bien ese tono rojizo en la nariz.
¿de qué hablas?
Olvídalo, jaja.
De repente sentí una mano en mi hombro, me asusté, así que si un pequeño salto.
Giré mi cara, sin expresión. Lo vi, Jonathan estaba ahí, usaba gafas, nunca lo había visto así, le daba un toque de niño intelectual, lo cual no dudo que sea.
— Hola — me dijo, con una sonrisa tierna.
— Hey — le respondí, de igual forma.
Dejé de mirar la hora hablando con el sobre lo que había pasado y también sobre el horario para nuestro entrenamiento, aún qué para el, podría ser todo mi día.
— Entonces te veo mañana, en el gimnasio, Alex. — me dijo antes de levantarse.
— Ahí estaré, puntual — respondí, imitando su acción.
Nos despedimos con el típico choque de palmas y puños, moría por abrazarlo pero no quería asustarlo, después podré hacerlo.
Lo miré alejarse, comencé a caminar en dirección a mi casa, el cielo tenía tonalidades púrpuras, rosadas y naranjas, ver cielos así, me daba inspiración para pintar los mismos, pero soy tan flojo que prefería solo hacerlo en una aplicación del móvil.
Llegué a mi casa, mi madre estaba con su uniforme formal del trabajo, cocinando algo que no alcance a ver, mi padre estaba recostado en el sofá, mirando el noticiero, con su semblante de hombre frío.
— Estoy en casa — avisé, ambos me miraron al mismo tiempo.
— Hola hijo — me dijo mi madre, con cariño. Me acerqué a ella y besé su mejilla. — ¿qué tal tu día? — preguntó volviendo a lo que hacía.
— Bien, mejor de hecho — Sonreí.
— Me alegra escuchar eso, hijo — dijo mi padre, sin despegar si vista del televisor.
— Gracias papá. — caminé en dirección a mi habitación.
Comería con ellos, pero no tenía apetito, me alegraba verlos comer aquí, casi nunca lo hacían.
Me recosté en mi cama, miré el techo, me perdí en el, mi mente comenzó a dibujar unas facciones finas pero masculinas, unos ojos que expresaban todo con su color avellana, un leve sonrojo en las mejillas y en la punta de la naríz, mechones de cabello color negro cayendo sobre su frente.
Jonathan...
Pensé, abrí mis ojos lentamente, tomé mi celular, WhatsApp, Jonathan, y teclee.
"me gustas..."
Pero, no lo envié, borré letra por letra, lentamente, sabía que lo nuestro era casi imposible, el me veía como un entrenador, tenía novia y es uno de los más seguidos en la escuela.
Terminé de borrarlo, dejé mi celular a un lado, volví a mirar el techo y susurré:
— Buenas noches, Jonathan... — cerré los ojos, inhalando profundamente, cai lentamente en los brazos del sueño.
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Imperfectamente Perfecto.
RomancePrimer libro de la trilogía "Secretos de un Armario" Relata la historia de Alex, un chico que hasta hace poco era insignificante, hasta que se metió en líos con un tipo de si escuela, ganando una pelea cuerpo a cuerpo contra el, ganándose el cariño...