thirsty

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Se sentía mal al servir tan solo como algo para desahogarse.

Porque eso era lo que era Félix para Changbin.
No era su amigo, no era su amante, y mucho menos su novio.
Era su juguete personal, el cual podía usar a su antojo.

Cuando discutía con alguna novia que tenía o cortaba con ellas, allí estaba Félix como un tonto, esperándolo para consolarlo y de paso tener sexo, obviamente sin compromisos.

Y allí estaban de nuevo, en la cama del mayor. La piel de Félix marcada por chupetones y mordidas. Porque Félix era de Changbin, pero Changbin no era de nadie.

Los chupetones y mordidas viajaron hasta el vientre bajo del australiano, mientras los dedos de Seo recorrían cada centímetro de su piel.

A Lee le dolía verse así. Estaba enamorado de aquel chico cuando este no se daba cuenta de ello.

- Bin, quiero pa- oh, Dios. -

El de pecas cubrió su boca callando sus gemidos. Changbin lo había comenzado a masturbar.

- Binnie, es en serio, por favor-. -

Fue callado cuando lo voltearon de repente.

- Levanta. - Demandó Changbin.

El chico hizo caso y levantó su trasero, mientras Changbin se acercaba a él.

- Bi-Binnie... ¡Ah! -

Se aferró a la almohada. El mayor había metido su lengua en su entrada.

Estaba intentando moverse para poder parar aquello, pero lo único que conseguía era otorgarse más placer.

- ¡Basta! - Gritó el pelirrubio, haciendo que Changbin se apartara inmediatamente de él. - Seo Changbin, me haces sentir genial cada vez que tenemos sexo, pero esto acaba aquí. -

Con lágrimas en los ojos y un pelinegro confundido mirándole, se vistió y se fue de aquella casa para no volver jamás.

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Perdónenme, salió horrible

High🔥ChanglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora