204, Me gusta caminar

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El viento corre, mi pelo es libre, me siento libre.
Las calles están vacías, como mi corazón cuando no te veo, pero eso es pasado.
Hace tanto calor, tus ojos brillan, vos brillas a mi lado, aunque tenga miedo de quemarme, estás acá para salvarme.

—¿Me acompañas hasta la esquina? —Preguntó Eva.
Lo que no sabía es que no debería preguntar eso, la acompañaría toda la vida, ella lo sabe, es lo mínimo.

—Ya sabes que sí Eva, me gusta caminar —Le respondí, aunque me gustaba caminar, lo hacía para hacerlo a su lado, porque el tiempo no es suficiente.

—Entonces vamos, no sé qué esperas, estoy apurada —Dijo comenzando a caminar a más velocidad.

—Se te va la vida si vas tan rápido, querida —Le dije sincera, es verdad, Eva vive apurada y no se permite disfrutar los pequeños momentos, como este, porque simplemente caminar acompañado es maravilloso, y lo es más aún si es con ella.

—La vida pasa de todas formas, lenta o rápida, es lo mismo —Soltó cansada, como si fuera que algo la apurara, como si fuera que estaba llegando tarde a algo, aunque así no fuera.

—Entiendo que pasa, pero déjate disfrutarla, si vas rápido, ella se apura más, no corras Eva, no sin saber caminar, porque aunque yo sea la menor, hay cosas que no aprendiste, ni aplicaste —Resoplé con miedo, yo era la menor pero ella no cumple su rol, la quiero, y mucho, pero es inocente y la vida se le pasa.

—¿Entonces qué haces corriendo al lado de alguien más grande que vos? ¿Por qué estás acá? —Preguntó con cierto rencor, como si fuera que ya la habían lastimado, obligándola a apurarse.

—Estoy porque quiero, porque te quiero, porque quiero mostrarte que la solución no es escapar, evadir, como vos lo haces, con todos y conmigo, corro a tu lado para alcanzarte y frenarte, para que te permitas ir lento, y disfrutarlo —Le sonreí como estúpida, esa mujer era imposible, pero la quería tanto, era como una parte de mi, después de todo si me siento viva es por ella, por el cariño y su forma de ser, es como un familiar al cual querés tanto.

—Yo no quiero que me frenes ahora, es tarde Lara, es tarde para mí, tenes que volver a caminar, mientras puedas, alejate porque te hago gastar el tiempo —Dijo triste y vacía, mientras se apuraba a caminar para así llegar a su casa.

—Yo no quiero irme, no te vayas —Le agarré el brazo y la abracé tan fuerte, como si fuera a volar

—¿Por qué? —Preguntó con miedo, mientras seguía a mi abrazo.

—Porque me gusta caminar con vos —Le dije.

Sobre como no mirarte (Especial parte 5) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora