Después de dos semanas infernales, llenas de soledad y angustia, Marcelo se encontró a Luis al otro lado de la calle junto con la morena exuberante que le presentaron el día de la reunión. Cruzó la calle con rapidez y se acercó a ellos.
—¡Hey!
El hombre, al verlo, le sonrió con cinismo mientras rodeaba la cintura de Itzel con su brazo.
—Hola, cabrón, ¿cómo estás?
—Mal... ¿Podemos hablar a solas?
Luis le indicó a Itzel que fuera a alguna tienda para entretenerse y se alejó junto con Marcelo.
—Ya ni te había visto, creí que te ya te habías ido.
—No he podido, no me dejan.
—Te dije que escaparas cuando tuvieras oportunidad.
—Lo intenté pero no me dejaron, ¡hasta confiscaron mi auto!
—¿Y por qué no te vas caminando?
—Lo pensé pero llegué a la conclusión de que así me atraparán más fácil, además ya estoy amenazado, si intento irme sin permiso me meterán a la cárcel por tiempo indefinido.
—¡Qué mal, hombre! —Exclamó—. Por cierto, ¿viste a la preciosura con la que estaba? Me la presentaron porque me quejé con Gustavo de que estaba más solo que un perro, ¿puedes creerlo? Además me ofrecieron trabajo como ayudante del jardinero, ¿te imaginas?, ¿a mí?, ¡un convicto que se escapó de la cárcel!, y aun así me dieron trabajo sin dudarlo, no es la gran cosa pero ya es algo, ¿no crees? Es como si no hubieran visto mis antecedentes penales, como si los crímenes que se cometen fuera de Villaoscura jamás ocurrieran... ¡Amo este lugar!
—Bien por ti, pero yo lo odio, necesito irme pero no puedo hacerlo yo solo, necesito ayuda.
—Pídele ayuda a la hija del alcalde, es malvada y todo pero se ve que le agradas mucho —comentó sin mucho interés.
—Ya le pedí pero no puede hacer nada... De hecho el otro día me porté grosero con ella, no he vuelto a hablarle desde esa vez.
—Intenta otra vez.
—No creo lograr nada con ella, es muy linda y todo pero tiene que seguir las órdenes de su padre.
—Mmmm... ¿Y qué quieres? ¿Qué yo te ayude?
—Pues... Tal vez —comentó apenado.
—¿Por qué haría eso? Aquí yo estoy muy bien, ¿por qué arriesgaría mis intereses por ayudarte?
—Yo te ayudé en la carretera.
—Sí, pero porque no te quedó opción, señorito. —Le recordó.
Marcelo suspiró.
—Tienes razón... Creo que estoy condenado a permanecer aquí sin ver a Susana ni a mi madre, ni mis hermanos, ni primos ni amigos.
Luis frunció el entrecejo.
—A ver, cuéntame de esa Susana, ¿cómo la conociste?, ¿es bonita?
—Es preciosa, mira, aquí tengo una foto. —Buscó su cartera y le mostró una foto tamaño infantil de su prometida. A Luis le pareció simplona pero no le dijo nada—. Nos conocimos en una fiesta que hizo una prima mía, ella era una de sus mejores amigas, así que me la presentó y pues... Nos enamoramos... El resto se cuenta solo.
—Mmm... ¿Sabes que el alcalde sigue pagando mis gastos en el hotel?
—¿Todavía? —Se sorprendió—. Pero si ya tienes trabajo.
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Bienvenidos a Villaoscura © |Completa|
Short StoryMarcelo Benítez tiene una vida feliz: cuenta con un gran trabajo y pronto se casará con el amor de su vida. Una tarde va de camino a una reunión laboral y se encuentra con Luis, un convicto que escapó de la cárcel, que lo obliga a llevarlo a un luga...