Rin no entendía por qué Ryuji quería con tanta insistencia el que Lightning lo adoptara como su pupilo. ¿Qué era tan genial de él? Según su amigo aquel era un exorcista excepcional y reconocido. Alguien muy importante y hábil, pero para el medio demonio no era más que un hombre raro y sucio.
Independientemente de lo que él pensara de Lightning, Suguro parecía admirarlo de una manera impresionante, casi era como si lo idolatrara de cierta forma. Okumura, ante esto, se sentía mal por no poder ayudar a su buen amigo a conseguir lo que deseaba. Lo peor es que lo único que se le ocurría para apoyarlo era entregarle su espada al exorcista, puesto que éste había comentado que permitiría a Bon convertirse en su pupilo si se le entregaba la kurikara para fines científicos y de investigación. Rin de verdad lo pensaba seriamente cada vez que veía la funda de su espada, pero desechaba velozmente la idea de su cabeza cuando caía en cuenta que eso solo provocaría que su amigo se enfadara con él al punto de gritarle, regañarle y seguramente golpearle, porque aquello no era cualquier cosa nada más.
Ryuji lo había dicho él mismo cuando se negó a la petición del exorcista, aclarando que la espada era literalmente la vida del muchacho de ojos azules y no podía ni quería intercambiar el alma y corazón de uno de sus más importantes amigos a cambio de la mentoría de Lightning. Iba a lograr que le enseñara, pero por merito propio y sin regateos.
El medio demonio sonreía conmovido cuando recordaba aquella ocasión, sintiendo un calorcito en su pecho que se mitigaba al resto del cuerpo y su corazón que se saltaba un latido con clara emoción; el castaño ni siquiera se detuvo a pensar en su respuesta y rechazó la negociación inmediatamente.
De todas formas, Rin seguía sin entenderlo.
Era una tarde como cualquier otra mientras se encontraban sentados alrededor de una mesa de la cafetería, comiendo y charlando. Bon estaba pensando qué más podría hacer para llamar la atención del exorcista cuando Konekomaru se atrevió a preguntar:
—¿Por qué te esfuerzas tanto por esto?
No era raro que Suguro quisiera ser excepcional en todo lo que hacía, pero si resultaba extraño que tuviera tanta fijación por una persona y más cuando ésta le había rechazado.
El muchacho de cabellos teñidos se notó avergonzado de repente y sus ojos cafés se cerraron para evitar ver las reacciones de sus amigos cuando pronunció:
—He caído por él.
Los tres jóvenes restantes se mostraron asombrados. Rin rompió el silencio aseverando que no entendía a lo que se refería Bon, pero que le apoyaría en lo que necesitara. Shima y Konekomaru por otro lado intercambiaron una mirada antes de desearle suerte al par, sobre todo a su amigo de la infancia que agradeció con voz bajita.
...
Rin a lo mejor era idiota (la verdad es que lo era) y seguía sin comprender las palabras del chico con múltiples perforaciones. Aunque no expresaba sus dudas en voz alta ni se quejaba cuando ayudaba a Ryuji con alguna tarea que Lightning le pedía completar, la confusión seguía rondando dentro de su cabeza. Necesitaba que alguien le explicara qué sucedía.
En un principio había pensado en preguntar a Yukio, pero éste pocas veces llegaba al dormitorio debido a lo ocupado que decía estar así que lo tachó de su lista mental de opciones. Shiemi fue la segunda persona en cruzar su mente hasta que rechazó la idea al entender que tanto ella como él sabían nada con respecto a las relaciones humanas; que apenas estaban teniendo amigos y sabían lo que era más o menos vivir como el resto de las personas de su edad. Shura no tenía tiempo gracias al caos con los exorcistas y solo le preguntaría al respecto a Mephisto si sucumbía a la demencia; aquel hombre no era muy bueno respondiendo dudas, era muy ambiguo y misterioso, logrando que Okumura solo se confundiera más.
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Algo más
FanfictionRin Okumura era un poco denso. No siempre entendía las cosas a la primera ni siquiera cuando la respuesta la tenía explícitamente frente a él. No era raro que no supiera muchas cosas.