Capítulo Tres

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Kash Doll//Doin to much

She like, "Kash
Bitch you doing too much"
I'm like, "Shut up hoe
Hoe you ain't doing enough"
Oh you fucking mad?
That's too fucking bad
Since you fucking asked
I like doing too much

(Elisabeth Boiasu en multimedia)


Viernes... 19:30

Pov's Mattia

Terminamos de comprar la ropa y estábamos caminando al área de comida con las bolsas, las cuales no son muchas, se ve que no es de las chicas que gastan mucho dinero.

Lisa entró a una tienda y yo la seguí, se quedó viendo un vestido por varios segunods con brillo en esos ojos verdes pero cuando vio el precio fue a donde la cajera y comenzó a quejarse, yo solo estaba tapandome la boca para no reír, nunca en mi vida había visto a alguien hacer eso, ella es única.

Compre el vestido sin que se de cuenta y lo guarde en una de las bolsas.

Cuando llegamos al restaurante chino que está dentro del centro comercial nos sentamos en las mesas que tienen vistas a la playa.

Llega una camarera pero no cualquiera, parece de estas típicas niñas de papi que obligan a trabajar por marcriadas, miro a Elisabeth en señal de '¿Que quieres?' y ella se pone a mirar el menú. Sus ojos se abren como platos, me imagino que es por los precios.

-¡Mata, todo esta muy caro no puedo gastar mi dinero en esto!- Dice ella sus... Espera ¿me acaba de llamar Mata?, comienzo a reírme como si fuera la cosa más graciosa que eh escuchado, ella me mira y rueda los ojos -Claro, como tu eres rico esto es solo dinero de bolsillo para ti.

-Esta bien, ¿recuerdas? Yo invito cariño- Ella se sonroja ante mis palabras y eso hace que yo saque una sonrisa de oreja a oreja, le digo a la rubia lo que quiero y Lisa repite mis palabras sin saber que escoger.

La niña de papi me guiña un ojo y yo le tiro un beso en cuanto a la pelinegra que me mira con asco yo le respondo a su comportamiento.

-¿La niña también quiere un beso?- Digo y ella me saca la lengua, nos reímos por minutos para después comer.

-

Pov's Elisabeth

Llegamos a casa de Alejandro que por ahora también será mi casa hasta que esté segura.

-Alejandro no está, regresa al amanecer- Dice Mattia entrando a la sala cepillandose los dientes, asiento y lo miró confundida.

Voy subiendo las escaleras con las bolsas de ropa volandome un escalon a cada paso que doy, al llegar a la habitación me meto a la ducha y me pongo el pijama que Mattia me compró, ni siquiera lo eleji yo, fue el.

Es un conjunto, un pantalón corto blanco con ositos por todos lados y un poloche con lo mismo, me admiro en el espejo viendo que Mata no tiene mal gusto, creo que me gusta el apodo y mucho más si a el le molesta.

Salgo de mi cuarto para dirijirme al de Mattia, intento tocar la puerta dos veces pero a la segunda mi mano termina tocando algo mas suave, su pecho, miro a Mattia parado frente a mi sin ninguna expresión.

No me importa que el niño este de mal humor, yo le saco la mejor sonrisa que puedo y me doy una vuelta enseñandole el pijama. Se rinde y sonríe hechando la cabeza hacia atrás, eso me pone más feliz así que le intento darle un abrazo pero su dedo se coloca en mi frente y para mis movimientos.

-Tampoco te pases- Dice cerrandome la puerta en las narices, me quedo ahí parada procesando lo que acaba de pasar, me dan ganas de llorar pero me aguanto.

-

Miércoles... 8:00

Ha pasado casi una semana desde el incidente que tuve con Mattia, el no me dirije la palabra desde aquello ni yo a él. Pero Alejandro es muy bueno conmigo, me trata como a una hermana.

Estaba abriendo la puerta del trabajo y nunca pensé extrañar tanto este lugar, le había contado a Jackie lo que pasó y ella solo se notaba preocupada pero yo le dije que estaba todo bien, o eso creo.

Me posicionó detrás de la caja a esperar a los clientes. Pasaron 2 horas y ya la cafetería estaba llena, un chico rubio, flaco y alto se para frente a mi con una gran sonrisa y yo le sigo la corriente.

-Hola, ¿que tal?- Dice en español y yo no entiendo ni un carajo.

-Mmm... Hola- Digo repitiendo sus palabras -Bien- terminó de hablar, no soy muy buena en el español pero cuando era chiquita papá me enseñaba.

-Quiero un pastel de hoja con jugo de naranja- Dice mirando el menú, su español es bastante bueno, no entiendo nada de lo que dice.

-¿Qué?- Respondo en inglés mirándolo asustada.

-Oh... Lo siento, se me olvido que ya no estoy en Mexico- Dijo por fin hablando ingles -Mejor cambio el pedido, mmm... Quiero una batida de fresa con un brownie- Dice mirandome, pero está vez me mira diferente, no se que tiene su mirada pero me fascina. Le digo cuanto cuesta y el paga para después dirijirse a una mesa que está en la esquina.

Esta cafetería no es grande pero tampoco tan pequeña, las paredes son azul marino y el piso de madera, me voy a la parte trasera para preparar su pedido, después de unos 10 minutos me dirijo a la mesa del rubio.

-Aquí esta tu pedido- Digo dejando la bandeja en la mesa para poner la comida en su lugar.

-Gracias linda- dice el tomando un mechón de mi cabello, me sonrojo por la acción y sus palabras -Se que te acabó de conocer pero si no es molestia ¿me podrías dar tu número?- Me le quedo mirando un rato pensando en lo que dijo, al reaccionar doy un brinco haciendo que su mano deje mi cabello.

-Eso c... Creo- Digo para después ver como saca su celular, me lo entrega y tecleo mi numero.

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19:53

Ya era hora de volver a casa, no se porque pero el rubio de esta mañana se quedó en la cafetería hasta la noche, ahora mismo somos los únicos aquí, mis compañeras se fueron hace 30 minutos.

Le digo al chico que es hora de cerrar y el asiente parándose de su lugar, salgo de la cafetería con las llaves en las manos esperando a que el rubio salga.

-¿Tienes con que o con quien ir a casa?- Dice levantando una ceja.

-No, normalmente voy en bus- Digo.

-Si quieres te puedo llevar, no me pesa- Dice sonriendo señalando su Jeep.

-Esta bien- Normalmente no hago esto, no suelo ir por ahí aceptando bolas de extraños, pero no tengo suficiente dinero para el bus y me pesa ir caminando a la casa de Alejandro.

Llegamos a casa y me bajó del auto, nos quedamos mirándonos unos minutos en silencio pero me acuerdo de que no tengo idea de su nombre.

-¿Cuál es tu nombre?- Digo frunciendo el ceño.

-Adam... Adam Dillonn- Dice para después guiñarme un ojo y manejar a toda velocidad.

Adam...

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