Comienza la desesperación

21 5 3
                                    

¿Por dónde puedo comenzar? Si de todas formas mi vida es una mierda, o eso es lo que yo pienso por lo menos

—¿Cuándo fue que tuviste una de estas visiones por primera vez—dijo el psicólogo

—recuerdo que fue cuando tenia 15 años, estaba en mi cama...

...comencé a sentirme muy raro, me dolían los oídos y a tener esa sensación de incertidumbre y me sentía observado pensé que eran tonterías mías y las ignoré, pero luego de un rato escuche ruidos extraños me sentí tan indefenso como si se tratase de un niño sin sus padres y no sabia que me estaba pasando escuchaba murmullos en mi cabeza y cada vez eran más llegando a ser insoportables, esa noche baje al baño me lave la cara y volví a la cama me escondí entre las sabanas y por mas que trataba de ignorar todo sentía pasos, vidrios quebrándose, voces.

Este problema me ocurría casi todas las noches al punto de ver personas en mi casa que no me quitaban la vista de encima como si se tratase de un león asechando a su presa. Ya habían pasado unos meses y le dije a mama todo lo que me ocurría. En ese momento ocurrió algo que nunca me había pasado de alguna manera sentí algún tipo de miedo por parte de ella y desprendía una luz tenue y bastante apagada como si fuera un aura negativa, pero decidí una vez más ignorarlo, me sentía cansado me iba a retirar a mi habitación a dormir cuando ella me dijo.

—Hijo a veces te veo hablando solo en tu habitación dime por favor, ¿Qué tan seguido te ocurre todo esto que sientes, ves y escuchas? —dijo preocupada.

—todos los días a cada maldita hora, minuto, segundo en todo puto momento, estoy tan cansado yo solo quiero estar bien—Dije mientras me caía una lagrima.

Ella solo me abrazo mientras lloraba junto a mi y en ese pequeño momento pude sentir ese cariño por parte de ella que tanto anhelaba y ojalá ese abrazo hubiera durado para siempre, esa misma tarde estaba decidido a contarle a papá, aunque sé que sería difícil y solo me senté frente a el en la mesa mientras cenábamos ya que ese era el único momento del día en donde lo podía ver ya que se la pasaba trabajando.

—y bien que es lo que tienes que decirme, espero que sea rápido porque esta a punto de comenzar mi programa favorito— exclamo algo molesto el padre

—voy a ir directo al grano si es lo que quieres— estaba algo asustado — estos últimos meses eh estado escuchando y viendo cosas anormales.

—haber que mierda estas diciendo explícate bien— mostrándose enfadado— tu ¿escuchas cositas raras por ahí? Supongo que esto es una broma.

—no papá no es una broma es verdad meses sufriendo este problema que tengo veo personas, siluetas y sombras por toda la casa— alcé la voz.

—Muy bien hijo ahora dime de toda la mierda que dijiste, ¿dónde comienza lo real? O mejor aún ¿de dónde sacas tanta estupidez para hablar? —dijo en un tono burlesco

—¿acaso crees que todo esto es mentira? — dije sin pensar.

—mira sabes que más déjate de molestar voy a ver mi programa no estoy para tus juegos estúpidos— se levanta de la mesa.

—pero como puedes ser así con tu hijo— recalco mama

—¡PERO NADA! — recalco en voz alta — déjenme tranquilo por favor.

En ese momento sentí tanto odio por él, nunca esta y cuando lo necesito se burla de mi realmente es un hijo de puta. Me retiré de la mesa y me dirigí a mi cuarto prefería estar acostado que verle la cara y desde mi habitación escuchaba como discutía mamá con papá, tenía tanta impotencia. Lo más curioso fue que esa noche no ocurrió absolutamente nada

Esa noche me senté en mi cama y solo pensaba; ¿Por qué vivo con este problema y a que se debe?

—Lamento interrumpir su historia ¿pero exactamente en qué periodo ocurrió todo esto? — dijo el psicólogo intrigado.

Todo esto ocurrió en verano lo recuerdo perfectamente porque en enero cumplía mis 16 años además ese año en marzo volvía a la escuela y me sentía tan mal porque no sabía cómo enfrentaría este problema en las aulas de clase lo cual me ponía completamente nervioso.

Ya era 3 de marzo, era mi primer día en la nueva secundaria, ese año cursaba tercero medio y todos mis compañeros eran nuevos, aun así tenía miedo de que algo ocurriera y ese día recuerdo haberme sentado solo y al final del salón y ocurrió lo que me esperaba voces en mi oído, de repente comencé a ver mi entorno diferente, con unos colores apagados, todo era más oscuro pero a pesar de perder algo de color en mi visión todo era normal hasta que por segunda vez volvió a ocurrir lo mismo que le paso a mi madre hace un tiempo algunos compañeros desprendían la misma luz tenue y baja como un tipo de aura negativa pero simplemente la ignore.

Ese día aguante todo lo que me ocurría y trataba de disimular, aunque me daba rabia todo lo que me pasaba, yo solo miraba a mis compañeros y solo deseaba ser normal como ellos y poder disfrutar tranquilo mi vida, pero no podía

—Exactamente qué es lo que sentías cuando llegabas a casa después del colegio y te recostabas en tu cama—recalco el psicólogo.

—Y eso en que ayuda en esta terapia—mirando con enojo al psicólogo—de que sirve tanto explicar cómo me siento—

—Vamos Matías, es importante que me digas para poder ayudarte—enfatizo el psicólogo—

—yo a veces quiero correr, pero no puedo, hay noches que no duermo solo para no tener pesadillas y pienso en todo esto hasta que sale el sol. Todo está siempre en mi mente y es triste saber que siempre me sentiré así y me doy pena de mí mismo porque tengo que vivir con toda esta mierda encima, pero intento volver a levantarme, yo solo quiero creer que soy fuerte y valiente pero no es así. Yo solo soy débil y estoy cansado...—

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 06, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Al otro lado del focoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora