Capítulo 1: Prisión de la Fantasía

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¿Qué tan cierto es un mundo incierto?

¿Qué tan real es la prisión de la fantasía?

En la esquina de una oscura pero blanca habitación de piedra,una joven con ojos color turquesa está sentada en silencio observando el primer rayo de luz natural que viera en semanas, admirando la belleza con la que atraviesa los gruesos barrotes de las ventanas. Su cabello, dorado como el sol, deja caer una mecha que cubre su rostro, recorriendo su pequeña y erguida nariz y los grandes labios de su diminuta boca. Aurora tiene un aire cansado; sueña con atravesar aquellos barrotes que la aprisionan, pero la fría niebla que envuelve la tétrica instalación en la que se encuentra, devora cada deseo, cada suspiro, cada aliento. Solía esforzarse por no escuchar los gritos y murmullos a su alrededor; eran demasiadas voces provenientes de las habitaciones contiguas.

Ellos afirmaban que Aurora padecía demencia, y quizás tenían razón. Habían logrado que ella dudara de todo en lo que siempre había creído, hasta de ella misma. La angustia de quizás no pertenecer a ninguna parte la atormentaba y por ello se cuestionaba si estaría loca de verdad, o si, quizás, alguien le había arrebatado su magia -y su vida- al sentirse amenazado por ella. Pero, a estas alturas... Aurora temía lo peor: que su diagnóstico fuera su real maldición.

De momento nada anunciaba un cambio en el orden de esta trágica historia. La pobre muchacha estaba prestes a perder la esperanza de hallar amor en su destino. Sin saber que lo último que debe perderse es la esperanza. La esperanza en aquellos sueños que cada noche la acompañaban. Aurora siente la ausencia de una vida que le costaba reconocer, como si estuviera formada por unos lejanos y dudosos recuerdos fragmentados donde asomaban escenas de intrépidas aventuras, de un amor infinito, de un mundo hecho de magia. En fin, de todo aquello que la hacía ser ella sin saber si era producto de un delirio o de un pasado cuyo dolor la mantenía prisionera.

El único mueble de la habitación que le habían asignado era una cama de resortes muy ruidosos y sábanas blancas empolvadas por la falta de uso. Aurora no dormía en esa cama. Aurora no dormía. Día tras día se quedaba en esa esquina, a veces llorando, a veces inmóvil. Sus ojos se cerraban por unos minutos, pero rápidamente se volvían a abrir. Siempre en la misma esquina, el único rincón con alguna clase de vista al exterior.

Un antiguo libro de cuentos de hadas descansaba al lado de la solitaria cama, un libro que no había sido abierto desde que Aurora en un ataque de ira lo lanzó contra la pared para verlo caer bruscamente en el suelo. 

Pero ahora, en un día como cualquier otro, el libro ha roto su prolongado silencio y ha comenzado a moverse de un lado a otro de la habitación con una rapidez sobrenatural

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Pero ahora, en un día como cualquier otro, el libro ha roto su prolongado silencio y ha comenzado a moverse de un lado a otro de la habitación con una rapidez sobrenatural. Aurora observa ese movimiento atenta y curiosamente; sus ojos se iluminan con un brillo de esperanza que no la acompañaba desde hace ya demasiado tiempo. Por fin el libro se detiene y se abre súbitamente. 

 

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⏰ Última actualización: Jan 30, 2020 ⏰

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El Hada y el Mago: La semilla del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora