Capítulo 53.

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Nota: Si, es el +18 del que he venido hablando en Twitter, solo es eso, así que no hay necesidad de leer si no quieres.

Magnus.

Camino hacia Tesmont después de dejar a Emily a salvo en el palacio.
No permitiré que nada le suceda y tampoco permitiré que vea lo que estoy a punto de hacer.

Protestó al saber que no vendría conmigo, pero jamás me perdonaré si algo llegará a pasarle y sé que no podré concentrarme mientras su presencia merodea a mi alrededor.

Gregorie ha viajado con nosotros y con un numeroso grupo de su ejército. Por su parte, los militares Lacrontters están preparados para lo que se venga y yo también lo estoy.

No quiero hacer correr mucha sangre el día hoy, pues no es un secreto que esto sería un gran titular en la edición matutina del periódico y no deseo que Emily se enoje al ver la violencia que hemos creado.

Mi ejército se mantiene alerta, mientras avanzamos por los desastres que han dejado los rebeldes de Grencock. No puedo creer que se hayan atrevido a llegar a tan lejos, pero juro que los haré pagar por sus actos.

La tarde es fría, a tal grado que hiela mis huesos. Intento cubrirme aún mas con mi capa, mientras pienso en la preocupación que debe sentir mi esposa en estos momentos.

Siempre me había gustado esta ciudad, incluso pensé en traer a Emily pronto pero ahora lo único que diviso son escombros y humo en el ambiente.
La mayoría de los rebeldes han huido pero sabemos que aún quedan algunos merodeando en esta zona.

Sé que su próximo objetivo es Mirellfolw y no permitiré que lleguen hasta allá y destruyan todo lo que he creado.
Este lugar me hace recordar a Mishnock y a todos los ataques que perpetúe en su capital, Palkareth, y sus alrededores.

Me sentía poderoso al ver el desastre que había formado en ese sitio y saber el miedo incontrolable que mi violencia ejercía en Silas Denavritz.
Solo espero encontrarlo y hacer que suplique piedad como lo hizo mi madre y así poder regocijarme en su agonía mientras me adueñó de su último aliento de vida.

Un fuerte sonido me saca de mis pensamientos mientras mi ejército me rodea como escudo ante cualquier rebelde. Estoy propenso a morir en batalla por el honor de mi nación y me sentiré conforme si fallezco defendiendo a mi pueblo, pero una cosa no se sale de mi mente mientras veo a mis hombres buscar el lugar procedente del ruido y es que he olvidado decirle "te quiero" a Emily por si no vuelvo a verla.

Un hombre sale desde los escombros de lo que antes era un modesto edificio. Camina hacia nosotros con las manos en alto, sosteniendo en la punta de sus dedos un papel sucio y arrugado.

De inmediato los soldados le apuntan con precisión a medida que el sujeto suplica que le permitan un minuto para hablar.

- Solo vengo a entregar esta nota. - Dice dejándola en el suelo con cuidado al verse rodeado de armas.

- Sabes que eres carne de cañón, ¿no es así? - Le aviso.

- No majestad. Me prometieron que si daba esta nota usted me dejaría ir. - Balbucea asustado.

- ¿Haces parte del movimiento rebelde?

- Si, pero solo soy su mensajero.

- Lastima. - Digo encogiéndose de hombros. - No me gustan los mensajeros.

Gregorie me pasa un arma de corto alcance, perfecto para esta situación. Veo al hombre palidecer ante la escena y debo admitir que me gusta ser testigo de su sufrimiento.

Las cadenas del Rey. [Rey 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora