ii. padrinos

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Beth se acurrucó en el pecho de su esposo sintiéndose gustosa por estar entre sus brazos

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Beth se acurrucó en el pecho de su esposo sintiéndose gustosa por estar entre sus brazos. Ninguno de los dos tenía que levantarse para ir a trabajar así que el matrimonio estaba disfrutando de quedarse hasta tarde en la cama. La joven amaba esos días cuando no tenían que cumplir con sus obligaciones y se quedaban en casa o salían a pasear. Lo mejor de todo eran esas pequeñas escapadas a la Mansión que tenían en Francia. Allí nadie los podía molestar. Además que se distraían recorriendo los barrios franceses. En esos momentos se olvidaba de la existencia de la guerra.

No le había contado sobre lo ocurrido en San Mungo con el supuesto muerto. No quería preocuparle y tampoco creía que sea algo sensato informar ese asunto. Si le contaba seguro iría a matarlo y eso haría que sospecharan de algunos de los trabajadores del Ministerio y de ella. Se suponía que ella era la única persona, que trabajaba en San Mungo, junto con su jefa que sabían que todavía quedaba un miembro con vida de la familia Benoit.
Por suerte al Ministerio le bastó con escuchar la identidad de dos mortifagos y no les pareció extrañó que una familia grande como los Benoit no pudieron luchar contra dos personas. No entendía como gente tan idiota podía formar parte del Ministerio.

-¿Deberíamos bajar a desayunar o directamente salimos a almorzar?-preguntó Rabastan mientras le acariciaba el pelo a su pareja.

-Podríamos pedirle a los elfos que nos traigan el desayuno-respondió ella.

-Eres una floja-dijo él dándole un beso en la frente.

Rabastan se sorprendió que su esposa, siendo una persona vaga, se despertará temprano para asistir a San Mungo. Todavía recordaba esos días en Hogwarts cuando la cargaba y la llevaba a todos lados porque no tenía ganas de caminar. Incluso en la actualidad, a veces después de haber asisitido a un evento o una fiesta familiar Beth le pedía que la cargue hasta la habitación. En ninguna ocasión se sintió molesto ya que a él le gustaba tenerla entre sus brazos.

-Que bien que están vestidos-dijo Rodolphus entrando a la habitación.

Elizabeth no se sorprendió de verlo dado que el mayor de los Lestrange prácticamente vivía con ellos. Pasaba casi todos los días en la Mansión Lestrange en vez de estar en su propia casa.
Rodolphus podría ser una persona irritante y en ocasiones puede llegar a agotar la paciencia de Beth ganándose un par de embrujos de su parte. Pero la joven nunca llegó al punto de echarlo de la mansión y estaba segura que nunca lo haría. Sabía que a su cuñado no le agradaba la idea de convivir con Bellatrix. La mayor de las hermanas Black no es simpática y mucho menos una persona cuerda para estar con ella todos los días. De hecho una vez Beth le ofreció a Rodo de ingresar a Bella en San Mungo diciendo que padece de problemas mentales, les pareció una buena idea hasta que pensaron que si Bellatrix escapaba seguro iría a matarlos. Además no creían que al Señor Tenebroso le gustará la idea de perder a uno de sus servidores más leales.

-Levantense. Dakota se pondrá histérica si llegamos tarde-dijo Rodolphus haciendo que el matrimonio recordará que hace días arreglaron que irían a visitar a Dakota.

HATE ✧ RABASTAN LESTRANGEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora