Llegada A Orario, Trabajo y Una Diosa De La Belleza

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Llegada A Orario, Trabajo y Una Diosa De La Belleza

-oiiiii bell.... ¿Ya te vas?-

Un hombre algo fornido con apariencia de aldeano miraba a un chico frente a él.

El chico en cuestión tenia cabellos color blanco puro, sus ojos eran de un rojo rubí que cualquiera confundiría con una piedra preciosa, su contextura era algo musculosa pero sin exagerar, más bien, estaba adaptada para ser alguien muy ágil y rápido a la hora de la batalla y tenía 1.65 metros de altura.

Su mirada taciturna vago por los alrededores memorizando cada lugar, después de todo, puede que jamás volviera a su pueblo.

-Si.....gracias por todo Hedeo-san-

Su voz suave pero sin mostrar a ciencia cierta alguna emoción escaparon de sus labios en forma de agradecimiento, desde que perdió a su abuelo hace dos años fue cuidado por un amigo de este llamado Hedeo.

El hombre miro con algo de pena al chico, no era fácil ver a un joven como el comportarse como un adulto calmado y frio a la hora de entablar conversación, pero no podía culparlo, desde antes de la pérdida de su abuelo tendía a ser callado y pensaba mucho sus palabras antes de decirlas, por lo que vio, el chico desde sus 6 años practicaba con una espada.

No pudo evitar pensar como elogio el talento del chico, había conocido a muchos aventureros en su vida pero el chico era un prodigio en el arte de la espada, es como si lo llevara en la sangre y fuera natural para él.

-promete que te cuidaras bell, sé que saldrás adelante con facilidad, siempre lo haces inclusive sin ayuda de nadie......espero que tu camino sea prospero-

El hombre hablo con voz solemne mientras bell solo sonreía levemente antes de dar un cabeceo en afirmación y comenzar a caminar hacia su destino.....Orario.

2 Días Más Tarde, Pov Bell

Me había tomado mi tiempo para llegar al lugar que era conocido en todo el mundo, Orario, la ciudad laberinto dueña de la única <Dungeon> de todo el mundo, por año, cientos de aventureros llegaban a este lugar para buscar su propia aventura uniéndose a familias y con el regalo del <Falna> brindado por los dioses poder hacerle frente a los diferentes monstruos de la dungeon.

Obviamente yo tenía el mismo objetivo, solo que no sabía a qué dios pedirle para unirme a su <Familia> más que nada porque veía a la mayoría o muy arrogantes o demasiado idiotas para su gusto.

Desde pequeño me considere diferente a los demás, a partir de mis 4 años despertaba muchas veces con recuerdos borrosos y siempre eran los mismos, dos personas hablándome, diciéndome palabras que no entendía, posteriormente unos ojos rojos y pupila negra y luego una llamarada abismal acercarse a esas dos figuras.

Sin razón alguna me despertaba agitado, con lágrimas cayendo de mis ojos y una ira incontrolable que amenazaba con consumirme, cuando le conto esto a su abuelo adoptivo este solo esbozo una triste sonrisa y mantuvo silencio.

Pasado dos años y los sueños seguían ocurriendo por las noches no pude más, necesitaba algo con lo que mantener ocupada mi mente para no quebrarme, sentía unas ganas inmensas de llorar, de gritar cada vez que el mismo sueño lo asaltaba.

Pero no podía hacer nada.

A sus 7 años su abuelo dejo de ocultarle la verdad y con gran pesar le confeso que él conocía a sus padres, no le dijo el cómo o por qué los conocía, pero le dijo sobre la razón de esos sueños recurrentes.

Danmachi: &quot;Alma Oscura&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora