Tú eres mi hombre

26 1 0
                                    

Capítulo 10


Cerró sus ojos y no pudo creer que él mandara a decorar ese cuarto. Después de usarlo como un desván para cosas viejas, como ese sofá viejo, ahora estaba pagando para que lo pintaran de un color más vivaz.


— ¿Te gusta?—preguntó con curiosidad su esposo—Pensaba usar un color azul.


—Es lindo—admitió sin ninguna reserva—Y hace tiempo que no te veo tan…despierto por emprender un proyecto.


No después de montar con ella esa galería de arte y que ahora llevaba el nombre de ambos combinado. No desde la última vez que remodelaron su habitación hace ya casi un año.


—Es que vamos a tener un bebé—pronunció ilusionado.


— ¿En serio? ¿Cómo es que yo no me he enterado?


—Bueno, es que yo siempre recibo la información antes—respondió sin problema—Además, así me distraigo pensando en el nombre del bebé, mucho antes que tú le impongas uno más feo.


—Siento decirlo, pero no estoy embarazada, Harry—contrastó con una sutil sonrisa—Aun así, es un lindo gesto.


Y lo fue más cuando ____ no podía creer que un mes después estuviese yendo al doctor por todos esos síntomas. Casi lo creía imposible, mucho más cuando la salud de Harry se deterioró notablemente. Pasó casi un mes en cama por fuertes dolores en la espalda y por una anormal pigmentación en su piel.


— ¿Y…?

—Lo estoy—afirmó emocionada, aunque no tan emotiva como lo estaba él.


—Lo sabía… yo lo sabía—dijo cerrando sus ojos.


___se acercó a la cama y le extendió los análisis de sangre, así como una prueba certera de embarazo.


—No tenías que hacerlo, Harry.


— ¿Hacer qué, ___?—preguntó con cierta inocencia.


—Sabes de qué hablo y no entiendo cómo puedo ser tan egoísta contigo. Por mi culpa estás así. Por mi culpa…


—___, deja de culparte—le interrumpió con decisión—Esto es parte de la enfermedad, no es tu culpa, he tomado todo, y no he hecho un esfuerzo sobre humano. Al contrario, yo debería sentirme mal por no ser un verdadero hombre para ti.


Podría abofetearlo por pensar de ese modo, pero ya no quería lastimarlo y menos físicamente.


—No digas eso, tú eres mi hombre—confesó melancólica—Desde el primer momento en que te vi en esa cama, siempre quise que tú vivieras, lo mereces más que yo o que alguno de los que están afuera.


—Pero no he hecho nada extraordinario en mi vida, ni siquiera fui a la escuela, no desde que cumplí seis años—argumentó sumamente tranquilo—Todo lo que hemos conseguido ha sido gracias a tu esfuerzo y el de muchos más.


—No, Harry. —Replicó de inmediato—Nadie podría soportar el dolor y sonreír como tú lo haces. Amas… amas tanto la vida, que no quieres renunciar a ella. Y no importa si tus padres nunca te dieron toda la educación que necesitabas, tú saliste adelante y por eso estamos aquí.


Te amaré por siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora