Hace mucho tiempo, en algunas de las vastas realidades existentes, un niño tuvo la desgracia de nacer con una maldición, la cual provocaba que escuchara voces que poco a poco lo corromperían mentalmente. Su apetito de sangre humana creció exageradamente, perdió la noción del tiempo, destruir todo en búsqueda de la paz mental era una de las tantas cosas que adquirió. En escaso tiempo consiguió admiradores desde el mismo infierno, pero Satanás estaba inquieto por temor a que su sucesor no piense con coherencia, ya que el infierno es difícil de dominar y alguien tan caótico no tendría oportunidad.
Satanás, fue a enfrentar al niño que ahora se hacia llamar Abaddon, el diablo no tuvo ninguna oportunidad ante el colosal poder de Abaddon. Dios, el hermano de Satanás, se dispuso a crear una maldición para contener al ser imparable en ese mundo, pero cuando menos se lo esperaba apareció a su lado Abaddon. Sin dudarlo Dios activo la maldición que aunque este incompleta funcionaba.
Pasaron los años y Abaddon fue absorbiendo todo a su paso...
-Creo que ya dispongo del poder suficiente para poder dominar otras realidades- dijo Abaddon muy confiado.
Desde ese mismo momento se condeno a estar en un bucle eterno por su obsesión al poder cada vez que viajaba a otra realidad, el perdía sus poderes y sus recuerdos se fragmentaban provocando que tenga perdidas de memoria. realidad tras realidad el las dominaba.
Pasaron años hasta que llego a una realidad un tanto diferente, el surgió en el infierno. ante la llegada de un ser con un poder tan peculiar, el Satanás de esa realidad fue a confrontarlo
-Quien se atreve a invadir mi mundo sin mi permiso- dijo con un tono amenazador
-Mejor dicho quien se atreve a hablarme de ese modo-
-Dudo que seas un humano comun y corriente, nunca serian capaces de soportar el calor del infierno, aclarado eso, significa que eres peligroso- comento satanás
Satanás lo toma de manos y piernas
-Hasta aquí llegaste-
Satanás se prepara para partir en dos al intruso, pero desde las llamas surgió una mujer baja y delgada, que al verla transmitía mucha tranquilidad
-¡Sakina!- expreso muy exaltado Satanás
-Tranquilo, por favor deja al humano tranquilo-
Satanás suelta a Abaddon
-¿Cómo te llamas?- dijo con mucha serenidad
-Me hago llamar Abaddon, pero realmente no se cual es mi nombre real-
-¿Tienes donde ir?-
-No realmente-
Sakina convenció a ambos para que dejaran de pelear e ir al castillo. Abaddon, al ver que ella era sincera acepto. aun asi, Satanás sabia muy bien que no había que confiar en el.
Luego de varios años duraderos se presentaría otro ser aun mas poderoso que destruía todo a su paso, hasta encontrarse cara a cara con Sakina, ella tan dulce como de costumbre intento calmarlo, pero eso no era suficiente...
Abaddon se acerco a la zona de donde provenía tanto ruido
-SAKINA!!-
Ella se encontraba tirada en el suelo muy lastimada
-¿Quién te hizo esto?- verbalizo enojado
-...-
-¿Sakina?-
