𝑄 𝐼 𝐴 𝑁

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Fua, desde el año pasado no publico, ahre mal chiste.

La mayoría de edad en esta historia será de dieciocho años. :)

Yukhei venía de una familia disfuncional, su padre era un drogadicto mujeriego y su madre una prostituta obligada porque debía llevar dinero para alimentarlo a él y a sus hermanitos menores puesto que no contaba con la ayuda de su papá

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Yukhei venía de una familia disfuncional, su padre era un drogadicto mujeriego y su madre una prostituta obligada porque debía llevar dinero para alimentarlo a él y a sus hermanitos menores puesto que no contaba con la ayuda de su papá.

Yukhei siempre pensó que era una carga. No ayudaba mucho a que fuera el mayor y su padre siempre le echara la culpa de sus miserias, ahora realmente esas palabras se las pasaba por el culo, pero para un adolescente de catorce años era duro.

Así que cuando cumplió la mayoría de edad, empezó a buscar empleo. Pero realmente era difícil, primero que nada porque no tenía un título universitario, a puras penas había cursado la primaria y luego básico pero tuvo que dejarlo cuando sus hermanitos nacieron, ya que él debía cuidarlos mientras su mamá trabajaba. Menos tenía experiencia.

Así que cayó en desesperación.

Él quería ayudar a su madre y sacarlos de ese barrio infernal, de esa casa que estaba a nada de caerse y poder librarse de ese viejo drogadicto, y toda esa ilusión se estaba apagando al no poder conseguir empleo ni en una cafetería.

Así que comenzó en el mal camino de las peleas clandestinas. Al comienzo todo iba bien, ganaba dinero suficiente para comprar mejor comida a sus hermanitos y ropa, lo sobrante lo guardaba. Su mamá jamás lo supo, ocultaba bien sus heridas con maquillaje de ella, siempre se iba cuando dormía a los niños y regresaba lo más pronto posible, hasta que la policía se enteró de ese lugar deteniéndolos a todos los que pudieron, y él había sido uno de ellos.

Su madre lo fue a sacar y lloró en todo momento echándose la culpa y rogándole que ya no lo volviera a hacer, a pesar de que sus intenciones eran para bien. Se había quedado sin "empleo" y, por ende, sin dinero.

Hasta que conoció a Young Ho.

Eran vecinos, se hablaban y salían de vez en cuando desde antes pero no lo consideraba un amigo cercano, simplemente era un conocido. Y un día, cuando lo vio sentado fuera de su mini-patio con varios moretones en su rostro y el labio partido, Youngho se acercó a platicar con él.

Realmente al principio no quería decirle puesto que, mayormente, era un extraño. Pero el mayor le mostró confianza y se lo terminó diciendo, así que, como agradecimiento de haberle contado su problema, el pelinegro decidió darle una solución.

—¿Vendedor de drogas?—Yukhei frunció su ceño, no quería saber nada de esas sustancias, por eso vivían en una miseria.

—Suena descabellado, lo sé.—Contestó el mayor.—Pero la paga es buena, y más con tu cara. Créeme, la mayoría de clientes son viejos pervertidos y señoras realmente buenas, con tu cara te van a llover.—Yukhei lo vio desconfiado.

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