Capítulo Único

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Si te fijabas bien, en aquellas calles desiertas de Japón, podías escuchar los mojados zapatos de dos jóvenes chocar con el suelo ahogado del pavimento urbano. Sus pies galopaban con avidez esquivando los numerosos charcos de agua formados por la irregularidad de las aceras, sus piernas trotaban lo más rápido que sus propios dueños les permitían, su mente vagaba entre los edificios buscando el camino correcto para salvarse de aquella tormenta veraniega que los estaba dejando empapados; y sus corazones relinchaban ante la vista nublada de aquellos ojos rojos que de vez en cuando, se observaban entre la lluvia.

¿Cómo habían llegado a esa situación sin tan siquiera darse cuenta?

Bueno, quizás fuera un poco por sus tediosos amigos, o eso les gustaría creer...

-Bakugou, ¡mira esto! Se ve genial-.

-Lo que tú digas pelo de mierda, ¿podemos irnos ya?-.

-Vamos Bakubro, tan solo será un instante, de verdad quiero mirar ese collar-.

-No me pongas excusas, mierda, esos tarados deben estar a punto de llegar, ya llevamos tiempo aquí esperando y el toque de queda cierra en treinta minutos. Vámonos sin ellos, joder.-

-Amigo por favor, prometo ir tan rápido como un rayo.-

-Sí, seguro-. dijo con voz sarcástica.

La mueca de decepción que Kirishima puso después y esa mirada perdida en el suelo, fueron suficientes para abrir un hoyo en el duro corazón de Katsuki.
-¿Joder, como cojones lo consigue este tipo?- pensó hacia sus adentros.

-Bien, tú ganas, tienes suerte de que esté aburrido por esperar a esos idiotas-. acabó por limitarse a decir el chico del pelo rubio ceniza.

Así, los dos amigos iniciaron una marcha animada hacia el comercio donde Kirishima había llegado a ver unos colgantes, muy masculinos, de un color plateado, en forma de rectángulo y con una flor a tipo de inscripción decorativa. Llevaba tiempo buscando unos del estilo, por lo que no se demoró en tirar del brazo de Bakugou en cuanto oyó su afirmativa y entrar dando pequeños saltitos por la extensión de la puerta.

Si el aspirante a héroe Ground Zero hubiera llegado a saber que justo en ese momento sus cuatro amigos restantes (Jirou, Sero, Mina y Kaminari) se aparecieron por el pasillo donde supuestamente deberían haber quedado 50 minutos atrás, quizás no hubiera dejado a su amigo pelirrojo partir. Claro que también estaba el factor de que amaba verlo feliz y que él, muy profundamente y aunque nunca pensaba admitirlo en voz alta, sabía que no habría cambiado su respuesta. Además, ¿tiempo a solas para hacerse falsas ilusiones con Kiri? Por qué no.

Es que últimamente, el enamoramiento que había jurado destruir, había estado echando raíces espinosas en su pecho, y aunque por supuesto que este tampoco le había dejado una pequeña oportunidad de arrancarlo, Katsuki odiaba la idea de fingir que su primer sentimiento del tipo nunca había llegado a florecer.

Por lo que cortó esas rosas para formar un fuerte ramo, lo dejó arder en su pecho para llenarlo de calidez y aún sabiendo que acabaría de consumir el oxígeno de sus pulmones, permitió que se extendiera hasta sus ojos, para avivar el rojo que lo vería desfallecer.

Como odiaba no ser correspondido.

Pero bien, esas palabras cursis y los collares a juego "no homo bro" que se compraron y colgaron al cuello aquella tarde, no le salvarían a ninguno de los dos de ser abandonados en aquel mismo lugar por sus impacientes compañeros.

Hechos de tormentas ~ One-shot KiribakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora