𝐔𝐧 𝐟𝐢𝐧𝐚𝐥 𝐝𝐞𝐬𝐚𝐬𝐭𝐫𝐨𝐬𝐨

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Sus cosas estaba listas, estaba emocionado, feliz y triste, eran muchas emociones juntas que tenía esa noche.

Tendría que abandonar por fin Death City, pero eso incluía dejar a todos sus seres queridos. - ¡Milo! ¿Ya estas listo?- Preguntó Stein, estaba nervioso igual que su hijo.

¿Por qué tendrían que hacer eso? Milo no era la persona más afectuosa pero era terriblemente un genio igual que él, literalmente era una copia de Stein el muchacho.

- ¡Ya voy! ¡Ya voy! - Gritó la serpiente molesta, ahora prácticamente estaría solo con Masaomi y Sokka. Quizás serían tres años bastantes pesados porqué.. pues.

Estaría solo realmente.

- ¿Tengo que hacer esto, en serio? - Preguntó el menor ante su padre, pues el viaje sería largo y tendría que aprender a vivir con su magia y a utilizarla. Las brujas tenían miedo de él debido a la clase de magia que usa.

Masaomi no tenía tanto problema, el utilizaba simplemente magia de .. ¿Rosas? Sino mal recordaba.

Ahora, Sokka no tenía magia destructiva sino curativa como Kim, había heredado la magia curativa de su madre.

Y él.. él era otro tema, él era más complicado ¿Por qué? Aquella mala bruja de la que le habían hablado, ahora tenía su magia de serpientes.

¿Qué había hecho Milo para merecer tal castigo? ¿O era el karma de su papá? No podía decir nada de Marie, no era como tal una madre para él pero.. la quería, anhelaba que Marie aceptase quien era.

« 𝙽𝚘 𝚎𝚛𝚊 𝚙𝚘𝚜𝚒𝚋𝚕𝚎 »

Suspiró, caminaron hasta la entrada de Death City, en sí ya no era tanto una entrada tan.. ¿Gótica? Podríamos decirle ¿Desértica? Puede ser, ahora estaba mejor hecha, el logo de Death City era simétrico y ya no tan.. horrible. Ahora era simétrico.

Suspiró por sabrá dios cuál vez, habían llegado a la entrada, quedándose un buen rato ahí. Habían llegado mínimo veinte minutos antes de lo acordado, ya era de noche casi media noche. Quedó tendido en el suelo rocoso y sucio de la entrada.

- Lolo ~ - Algo lo estaba moviendo, sentía el alma de un conejo bastante cálida. - Oye, Lolo ya despierta. - Poco a poco reconocía la voz en sus sueños, era aquel conejo que quería tanto, Aria.

- Mhgm.. - Se estiró para intentar quitar el sueño pero fue algo inútil, al menos lo había intentado. - Heey.. ¿Aria?.- Preguntó sentándose, observó a la chica albina que le encantaba, tenía unos ojos azul verdoso que le encantaba sinceramente.

- Conejo. - Le tocó la nariz pecosa y fina que poseía la puberta.

- Que milagro, estabas tan dormido que me dio pena despertarte Lolo. - Ahora recordaba su apodo que le había puesto la niña, le era bastante tierno por su parte. - Oh, lo siento.. no dormí la noche pasada.. - Bostezó mostrando los colmillos apenas filosos que poseía, había una mezcla rara en él de Marie, Medusa y Stein en él.

- Total. Venía a despedirme junto con mi abuelo Spirit. - Contestó aquella chica que amaba realmente. - Te extrañaré.- Estaba apenada de decirlo, estaba juntos casi todo el tiempo exceptuando las veces que tenía que ir al mundo de las brujas o asistir a clases con Sid por "comportamiento", no querían que fuera como Medusa.

Se levantó, le sacaba algo de estatura a Aria, fácil unos diez centímetros. - Owww, que linda. Yo también te extrañaré mocosa. - Acarició el cabello de la joven, realmente no quería irse al viaje, había aceptado a la fuerza.

- Te quiero. - La menor le abrazo, parecía bastante triste. - Estarás bien.. shh, volveré, no me iré a morir. - Correspondió el abrazo de ella, quería quedarse, no quería ir ¿Por qué lo obligaban a hacer cosas que él no quería?.

El amaba pasar las tardes con su hermana Shilo explicándole como hacer fracciones correctamente o peinandola conforme ella le pedía; o incluso armar coronas de flores con Aria, para ellos era una tradición eso.

Lamentablemente, ya no podría hacer eso, ahora tenía quince y ya no era un niño, Aria tampoco lo era. Había terminado su año escolar en Shibusen tan pronto como pudiera, pues bueno.. no querían atrasar tal evento.

- ¿Tengo que irme realmente papá? - Preguntó con dolor hacía su figura paternal, quería llorar y realmente lo hizo cuando se enteró que le tenían que hacer eso solo por.. "Seguridad"

¿Cuál maldita seguridad? ¡Él no era Medusa! ¡Él era diferente! Él no haría un mal, el quería hacer el bien.

Quería llorar y se liberó en el hombro de su amiga conejo, era pequeña pero siempre lo reconfortaba cuando tenía esos bajones.

Esperaba que no le sucediera a Aria lo mismo.

- Ya es hora. - Musitó Kid al frente de los tres muchachos mágicos. A él también le dolía que partieran, pues su hijo iba en aquel viaje.

- Lo siento.. pero es por su bien. - El Shinigami los abrazó con fuerza, para despedirse con dolor.

Antes de que se fueran, Aria logró entregarle un pequeño conejo que le había mandado hacer con metal, era lindo. Pequeño y blancuzco como ella.. le encantaba aquel detalle.

Chilló por última vez en frente de su papá, abrazándolo y pidiendole por sus adentros que no fuera, que comprendieran que él era otra persona.

« 𝐀𝐲𝐮𝐝𝐚 »

« 𝐏𝐨𝐫 𝐟𝐚𝐯𝐨𝐫 »

« ɹᴉ oɹǝᴉnb ou »

Había terminado de despedirse, había partido de su hogar natal, había acabado con toda la confianza que le tenía a Kid.

No quería irse.

No quería abandonarlos.

¿Tenía que aprender así?

Sus compañeros de viaje realmente lo hacían por él, por el miedo que le tenían a Milo.

Él.. él no sería así.

Jamás.







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Diario de un Científico. « Soul Eater/ Franken Stein » Donde viven las historias. Descúbrelo ahora