DOCE / RAIZA
Raiza aparcó el auto.
El viento soplaba plenamente.
-¿A qué venimos? –preguntó Stella.
-Cállate –dijo Raiza.
-Oh, a mi no me callas…
-Cállate, creo que oí algo.
-Oh, muy bien, ahora me callo –susurró Stella.
Las dos mujeres estaban en la entrada de un parque, no un parque de diversiones, era más bien un parque ecológico.
-Sígueme –dijo Raiza sacando su pistola.
-La verdad no sé cómo carajos te dejan portar armas, ¿no se supone que en este país eso es ilegal? –preguntó Stella.
-Pues por sí no sabías; este es el país donde con dinero lo ilegal se hace legal –respondió Raiza.
Stella no dijo nada.
Raiza subió unas cortas escaleras y dio a parar a una fuente que no tenía agua. En la fuente había mucha suciedad y un par de condones usados, también había un líquido rojo que parecía volverse más y más negruzco (era sangre).
-Otra vez dejaron rastro –dijo Raiza entregándole el arma a Stella y sacando su celular-. Líe tiene que ver esto –Raiza fotografío la mancha de sangre.
-¿Líe? –preguntó una voz-. Pensaba que estaba muerto
Raiza conocía esa voz.
Un hombre salió de los arboles y mostró su gran y apuesta cara blanca (Y no, no era un puto vampiro creado por obra y gracia del mundo de Crepúsculo).
-¿Ronald? –preguntó Raiza.
-Oh, sí, Más Ronald que nunca –respondió el hombre.
Stella quiso hablar, pero pensó que no era prudente hacerlo en ese momento.
-¿Por qué estás por aquí? –preguntó Raiza guardando su celular en el bolsillo.
-Cosas del maldito destino –Ronald tenía unas vestiduras negras y rojas, tenía un anillo de oro en el bolsillo (para la buena suerte), y en su mano portaba un gran cetro negro que tenía un haz de luz azul -, ¿Y cómo es que Líe está vivo?, yo recuerdo haberlo matado.
-Pues eso mismo recuerdo yo de ti, yo recuerdo haberte matado –respondió Raiza.
-Pues mírame, sobreviví –dijo Ronald alzando una mano.
-Ronald, lárgate por favor –dijo Raiza, ella no tenía ninguna expresión en la cara
-Muy bien –dijo Ronald-. Pero antes debo decirte algo Raiza: En Silverworf tengo un gran trabajo, pagan muy bien y necesitaría una acompañante que me ayude a cazar demonios, y la verdad es que no conozco ninguna otra mujer que tenga habilidades tan maravillosas cómo las tuyas.
-¿Y? preguntó Raiza.
-Quería saber si…-prosiguió Ronald-. Quisiera saber si quieres venir conmigo.
Raiza agachó la cabeza:
-Muchas gracias Ronald –Dijo Raiza mirando a Stella, Stella miraba a Raiza con cara de “No me dejes, perra”-. Gracias, pero por ahora no, estoy ocupada en algo más importante.
Ronald se desilusionó:
-Muy bien. Igualmente te voy a dejar una tarjeta con mi número de teléfono para que me llames si decides más adelante aceptar o si quieres que alguna vez nos veamos….O….Salgamos a comer….O vayamos al cine.
ESTÁS LEYENDO
Ginny (incompleta).
Teen FictionAquella dulce mañana de Octubre, Ginny Tomlison se levantó de la cama con sus dorados cabellos alborotados, no sabía entonces, que luego de ese día nada sería normal. A sus 14 años, no había llegado a descubrir mucho de la vida, y, con lo poco que s...