TOM

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Eran las tres de la tarde cuando Nataly llegó a casa, a su verdadera casa, el lugar donde había vivido los momentos mas felices de su vida: La casa de Tom, es decir, la casa de su padre.

Al llegar, Nataly dejó las maletas en la entrada y le dio un recorrido a la casa.

Mientras recorría la casa, Nataly pudo sentirse tranquila nuevamente. Su vida había sido un desastre desde hacía un par de años, pero ahora se sentía segura. El perfume que impregnaba la casa la hacía recordar, la transportaba a la época mas feliz de su vida, época en la cual había cursado los últimos años universitarios, época en la que había conocido a John, el chico que había cambiado su manera de pensar, su manera de vivir.

Durante aquellos "años felices", que así les llamaremos de ahora en adelante, Ly había tenido que trasladarse de la casa de su mamá a la de su papá y viceversa. Pero esto no le molestaba, mas bien, prefería que fuese así antes que volviesen a estar bajo un mismo techo y a punto de destruirse mutuamente.

Ahora voy a contarte como fue el día en que John conoció a Ly. Primero debes saber que fue un día horrible, el sol no se dejó ver en todo el día, la tormenta, por el contrario, no cesó ni por un instante.

Sucedió más o menos así:

Nataly debía partir a casa de su madre pero, debido a la tormenta, no pudo hacerlo. Así que, como tampoco pudo volver a  casa de su papá, se quedó, al igual que otras cien personas, varada en la estación de autobuses. Tom la había llamado para confirmar que estaba bien, el tampoco podía salir de casa pero sabía que su hija era lo suficientemente astuta como para saber que hacer en una situación como aquella.

John, por otro lado, había llegado a casa pero, como seguramente ya sabes, estaba en la estación al igual que Ly, varado. Fue allí donde se conocieron

Él estaba sentado leyendo un libro, ella llego y se sentó junto a él. En ese momento ella estaba hablando con su padre, al colgar el teléfono Nataly lo introdujo en un bolsillo de su chaqueta y se quedó viendo a la  gente que pasaba. John había advertido, no solamente su presencia, sino también su intranquilidad, pero decidió seguir leyendo su libro. Fue Nataly la que  interrumpió su lectura de manera inesperada

-¿de casualidad tienes la hora?- preguntó, tratando de ocultar su desesperación por que la tormenta acabara y la dejara salir de allí.

-Son las once y media, pero si yo fuera tu no me pondría impaciente, esta tormenta no acabará sino hasta mañana en la mañana- le respondió mi hermano, sin dejar de ver el libro.

-no estoy impaciente- mintió la chica, ¿acaso se notaba tanto que estaba volviéndose loca por salir de aquel lugar?

-¿en serio?- John aparto la mirada del libro y la fijo en ella -¿Por qué me preguntaste la hora teniendo un celular en el bolsillo izquierdo de tu chaqueta?

Ly, naturalmente, no supo cómo responder a tal acusación. Solamente pudo quedarse viendo fijamente esos ojos negros que observaban tan fijamente a los suyos y preguntarse “¿Quién es este chico”?

Como la chica no respondía mi hermano prosiguió.

-¿no sabes la respuesta a mi pregunta? O ¿no quieres contestarla porque te pareció muy atrevida?- trato de amenizar la situación para que ella pudiese decir algo.

-sí, es decir, no- la chica pauso un momento para organizar sus ideas y dejar de decir tonterías- no, no se la respuesta-

John se quedó mirando sus ojos por unos segundos, color miel.

-una persona común y corriente piensa lo que va hacer por lo menos dos veces, antes de hacerlo- dijo él, sin apartar la vista de los ojos de ella.

Ella hizo un gesto de desagrado.

-¿me estas queriendo decir anormal?-

-no, trato de no juzgar a nadie si no lo conozco- respondió, volviendo la vista al libro –pero harías bien en dejarme terminar de explicar mi punto-.

La chica asintió y el prosiguió.

-las personas normalmente hacen eso, pero cuando están bajo presión, emocionalmente hablando, la cosa es diferente- dijo sin apartar la vista del libro

-¿presión emocional?- interrumpió nuevamente Nataly, buscando esos ojos negros, esos ojos que la impactaban pero que, al mismo tiempo la hacían sentir tranquila.

-cuando las personas están preocupadas, impacientes, celosas, enojadas, deprimidas e incluso enamoradas- continúo él que aún tenía la vista puesta en el libro.

-en mi caso supongo que impaciente ¿no?-

-sí, o por lo menos eso es lo que yo supuse, ya que no se si estas enamorada o furiosa- John volvió a fijar la mirada en Nataly y arqueo las cejas.

-pues adivinaste- respondió ella sonriendo –pero ¿Dónde vamos a pasar la noche?

- si te vuelves a impacientar vas a seguir actuando sin pensar y vas a hacer una locura- respondió el devolviendo la sonrisa

Nataly sabía que el chico tenía razón, pero ¿Cómo no impacientarse en una situación como esa? Eran necesarios buscar una solución, no podían pasar la noche en un banco de la estación de autobuses.

-mejor tranquilízate, y déjame ayudarte ¿sí?-

-quieres que confié en un chico que acabo de conocer en la estación de autobuses, ¿estás consciente de que eso no es algo normal?- Nataly no dejaba de sonreír

-no, solamente te estoy pidiendo que me dejes ayudarte a buscar una solución, no pretendo que me acompañes a ningún sitio o que me des dinero, solo quiero evitar que alguna otra persona se aproveche de tu estado- respondió el, con un tono amigable y sin dejar de ver esos ojos color miel que tanto le agradaban.

-está bien, voy a dejar que me ayudes a pensar que hacer- respondió Nataly, en un tono irónico.

-¿tienes hambre?- Pregunto el.

-no mucha, pero me gustaría ir a comer algo, no he desayunado- respondió la chica –pero no voy a comer con un desconocido, eso sería una locura- respondió sin dejar el tono irónico.

-mi nombre es John- se levanto y le extendió la mano.

- yo soy Nataly, pero mis amigos me llaman Ly- respondió tomando la mano de el chico.

-un placer conocerte, Natalia-

-gracias, Jonathan-

 

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⏰ Última actualización: Nov 20, 2014 ⏰

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Nataly desperto, no porque estuviese durmiendo literalmente, sino porque tenia eDonde viven las historias. Descúbrelo ahora