Liza

6 0 0
                                    

Liza disfrutaba mucho aquellos momentos de soledad que ella misma se permitía. Cada vez que tenía la oportunidad de ir a un espacio público, como un parque o un museo, se quedaba sentada observando detenidamente a las personas. Usualmente inventaba historias para cada una de las personas que observaba, luego interconectaba todas las historias y finalmente escribía el resultado en su cuaderno de franjas rojas y tapa dura.

Todas las personas que conozco describen a Liza como una chica buena y de su hogar, una chica a la que le gustan los niños y los animales, que es cuidadosa y ordenada. Si, todas las personas mencionarían al menos una de estas cualidades, todas las personas menos una: mi hermano John.

Mi hermano llegó a conocer a Liza mejor que nadie en este pequeño vecindario, porque ellos fueron novios durante aproximadamente un año y medio, después de eso siguieron juntos pero no se puede decir que eran exactamente novios.

Mi hermano, ese sí que fue un buen chico. Él tuvo que lidiar con todos los problemas emocionales que tenía Liza debido a la muerte de su padre y la dejadez de su madre. Pero aun así, Liza lo abandonó de la manera más egoísta.

Trataré de contar esto de la forma más clara y objetiva posible, pero no te prometo nada.

Liza y mi hermano se conocieron durante las vacaciones de verano, mi hermano estaba caminando por el parque, pensando en la vida, la felicidad, la muerte, el dolor... y esa clase de cosas que pensamos en ocasiones, cuando nos sentimos muy solos. Liza, por otro lado, estaba sentada en un banco, pensando en el sentido que tenía su vida, en lo bueno que sería si todo su dolor encontrase un final, en lo poco que su madre la comprendía...y en cosas como esas, cosas que suelen pensar las personas cuando están a punto de darle un triste final a sus vidas.

En el momento que mi hermano la vio, la rubia estaba en posición fetal sobre una banca. Tenía el aspecto de quien ha llorado mucho y por largo tiempo. Al ver que este joven alto de ojos negros se le acercaba, bajo la cabeza y trató de encogerse aun más en la banca.

-¿estás bien?- trató de mostrar interés sin ser atrevido.

La rubia no contestó.

-perdóname si te molesto, solamente querría saber si puedo ayudarte en algo, porque me parece que necesitas...- mi hermano dejó de hablar esperando que ella respondiera de alguna manera.

- si quieres ayudarme lo que tienes que hacer es marcharte y dejarme sola-

La voz de Liza se escuchaba ronca y depresiva.

-Creo que te equivocas, quiero ayudarte a vivir, no a que acabes contigo misma lentamente-.

La chica levanto el rostro levemente, no para dejarse ver sino para ver mejor al chico que le estaba hablando.

-es muy fácil ¿verdad?- respondió luego de un momento- es muy fácil ser optimista cuando todo en tu vida marcha bien!-

Mi hermano se limitó a observarla, no dijo nada, solo la miró. La chica continúo hablando

-para una persona como tú, a la que todo le es puesto en bandeja de plata, la vida es una maravilla-

La pequeña rubia pausó un momento para volver a levantar el rostro.

-y por eso las personas como tu piensan que pueden ir por ahí diciéndole a todo el mundo que tienen que ser felices, que Dios es real, que no tenemos derecho a rendirnos y soltar-

Calló por un segundo, las lágrimas que brotaban de sus ojos y daban la impresión de ser lágrimas de tristeza, en realidad eran lágrimas de odio.

- que no tenemos derecho de soltarlo todo-

John no dijo nada, solamente se quedo allí observándola por un instante.

Nataly desperto, no porque estuviese durmiendo literalmente, sino porque tenia eDonde viven las historias. Descúbrelo ahora