Capítulo 1:

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-Tendré que hacerlo —dije mientras suspiraba—. Es la única forma que encuentro para poder hablar con ella.

Si no llegaba a funcionar, pues tendría que hacerlo directamente.

-¡Ay! ¡mi tobillo! —Me lancé al suelo, me movía de un lado al otro y gemía.

-¡¿Estás bien?! —gritó el profesor mientras corría hacia mi.

-¡Me duele!

-Tranquilo —dijo el profesor—. Todo va a estar bien Alex.

Quise reírme en ese momento, pero no podía.

-¡Carlos, ayúdame a llevarlo a la enfermería! —Había llamado a mi compañero más pesado y por lo tanto, al más fuerte y resistente también.

-A la de 1... 2... 3... ¡arriba!

Al levantarme, de inmediato me llevaron a enfermería, mi plan estaba saliendo como esperaba que fuera.

-No te muevas mucho —dijo el profesor mientras con sus manos hacia la seña de espera—. Iré a hablar con la enfermera, ¡resiste!

-¡Hare lo mejor que pueda!

Ella estaba justo a mi lado, no se inmutaba por mi presencia, como si yo ni siquiera estuviera ahí.

-Alex, tengo que irme, la enfermera te verá después de atender a la señorita Young, mientras tienes que esperar aquí.

-¡No se preocupe! ¡podré aguantar!, ¡siento menos dolor que antes!

-Bien, nos vemos. —Eventualmente se marchó, entonces supe que esa era mi oportunidad para hablar con ella.

-¡Hola me llamo Alex Miller! —dije algo nervioso—. ¿Uh? ¿hola?

¡Lo sabía!, hace como que no estoy para evitar hablar, pero aún así no me rendiría, hice todo esto solo para hablar con ella.

-¿Crees lo que los demás dicen de mi? —dijo en un tono de voz decaído.

-¿A qué viene eso ahora?

-Todos dicen cosas feas de mi. —Miró hacia el suelo y luego volteó a verme—. Dicen que soy una cualquiera, que quiere robarle a sus novios.

No creía que esos rumores fueran verdad, si no lo llegaba a escuchar de su boca, jamás lo creería.

-No pienso que lo seas. —Me recosté en la banca y mire hacia el cielo.

-¿Por qué no?

-Y si lo fueras, ¿qué tendría de malo?

-No intentes comportarte como el tipo maduro —dijo sonando un poco molesta—. He visto varios chicos como tu, todos terminan siendo unos mentirosos...

-Te estoy diciendo lo que pienso en verdad. —Regrese mi mirada hacia ella—. Tu puedes ser lo que se te venga en gana, no tengo porque juzgarte cuando ni te conozco.

Su mirada volvió a centrarse en el suelo.

-Aprecio tu sinceridad —dijo de nuevo en su tono triste—. Creo que soy como todos ellos, te juzgue sin siquiera conocerte, a como dijiste.

-No lo eres... ¿Puedo preguntar algo?

-Puedes.

-¿Qué pasó con tu nariz?

-Ah si, eso... Bueno digamos que no le agradó a muchas chicas, entonces me golpearon solo porque creían que me metería con sus novios.

-Pero... eso no es verdad.

Mi Única Rosa🌷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora