La navidad, una festividad donde hay amor y unión familiar, claro, en otras familias sería normal esto, pero la familia de Antonia era diferente a las demás.
Lo primero era que sus padres no ponían decoración alguna en la casa, esto era según sus propias palabras era para no gastar dinero en algo estúpido como lo es esta festividad. La única decoración que hubo fue un árbol de navidad todo feo y mugroso sin ninguna decoración, ese árbol a estado desde que Antonia puede recordar, incluso si te acercas lo suficiente puedes oler un olor asqueroso y putrefacto, era como oler una alcantarilla llena de mierda que nunca se ha lavado.
Por este motivo siempre se mantenía bien alejada del lugar donde se encontraba el árbol de navidad, aunque siempre dejaba bien hedionda la sala de abajo y para que no oliera a mierda todo el día mi madre compraba ambientadores que solucionaban el problema del olor.
Sus padres tampoco compraban regalos, ni para ellos, ni para ella, esto fue desde que nació o eso recuerda, tampoco le importaba mucho si le regalaban algo o no, conque no le pegaran ese día ella estaría feliz, o, es más, si la ignoraban completamente ella estaría encantada completamente.
Tampoco tenían una cena navideña como el resto de las familias del vecindario, lo único que comían era fideos o arroz, nada más.
Y ustedes se preguntarán ¿Antonia, por lo menos pasaste tiempo en familia? La respuesta es bastante fácil de responder. No.
Cuatro días después de lo sucedido con Benito, ósea el 24 de diciembre desperté como cualquier otro día, agotada y muy cansada. Me bañe, me cepille los dientes y me vestí, al terminar de ponerme la última prenda baje lo más rápido para desayuna. Tenía bastante hambre.
Cuando llegué a la planta baja lo primero que vi fue a mi madre sentada en el sillón, como siempre lo haciendo, parecía que viviendo en el sillón porque en ningún momento la he visto fuera de el en mi vida, ahora estaba viendo las noticias, lo único que estaban pasando eran las protestas y marchas que había últimamente en el país. El país se estaba convirtiendo en una mierda últimamente.
Fui al comedor para tomar el desayuna y pude ver que no había nada en la mesa, aparte me tenía que aguantar la ganas de vomitar por el hediendo olor del árbol de navidad, así que tome el ambientador y lo rocié en el aire, ahora olía un poco mejor que antes. Vi la tostadora por si había pan y nada, miré hacia el sartén y nada, me acerqué donde estaba la tetera, la levante y pude sentir como no pesaba nada. Estaba completamente vacía.
- "Ya se lo habían comido todo ellos dos de seguro"
Pegue un suspiro de cansancio al pensar en eso y lleve la tetera donde estaba el lavaplatos, la tenía que llenar de agua ¿No? Al terminarla de llenarla la puse sobre la cocina y empecé a buscar los fósforos, al parecer no estaban en ningún lugar de la sala donde estaba.
- Mamá ¿Dónde están los fósforos? -. Eso fue como hablarle al viento, en ningún momento se inmuto antes mis palabras.
- ¿Oye Mamá?
Pero nada, de nuevo me ignoro. Al verla parecía que estaba viendo la tele, pero en realidad estaba jugando con una de sus pastillas entre sus dedos, esto me hizo enojar un poco, pero lo ignore por completo. Siempre era lo mismo todo el tiempo.
Entonces me dirigí al armario donde se guardaban los fósforos y demás objetos varios, al parecer estaban en la parte superior junto a dos botellas de aceite y una caja de té ya abierta.
Saque los fósforos, una botella de aceite que ya estaba abierta (Al parecer ya la habían usado) y también una bolsita de té de la caja.
Puse mis ojos en la parte inferior del armario y vi la cesta donde se encontraban los huevos, levanté la cesta y vi que solamente había un solo huevo, "Bueno, por lo menos hay algo o mejor dicho me dejaron algo".
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Incluso en la luz hay oscuridad.
Non-FictionAntonia es una joven que ha sufrido durante toda su vida. pero al cumplir sus dieciséis años toda su vida que iba mal ahora va a ir a peor