Nuestro querido Johnny empezó a hacer varias tareas de rango F: Buscar perros perdidos, atrapar ratones, mover objetos pesados... encargos sencillos en general. En uno de estos, un ratón saltó sorpresivamente y le mordió la cara. Johnny se dijo: No importa que tan fuerte sea, si me alcanza primero, estoy muerto. Menos mal solo es una rata. Tona no podía decir lo mismo. El monstruo en el granero de la misión libre resultó ser un cortavientos: un insecto largo, flaco y raro, famoso por su velocidad y sus afiladas garras. Muchos novatos eran muy fuertes, pero no tan rápidos como el cortavientos. Tona fue la más rápida de los que estaban, por eso alcanzó a huir, aunque gravemente herida. Los demás murieron.
Al final del día, Johnny se tomaba una cerveza en el gremio cuando le entró curiosidad sobre la suerte de Tona. Le preguntó a la joven que recibe los encargos y los pone en la pared de misiones. De repente escupió su cerveza.
- ¡¿Todos murieron?! -Exclamó Johnny
- Bueno... sé de una muchacha que sobrevivió, pero no es de por aquí. Seguro no tiene como pagar su tratamiento. Luego de que se cumpla el seguro del gremio la dejarán morir. -Le dijo la joven, con una tranquilidad tan inmutable que Johnny sudó frio.
- Esa... Esa... ¿Se llama Tona, de casualidad? -Le preguntó Johnny, entre su conmoción.
- ¡Ah, la conoces! Si es tu amiga, la puedes buscar en el hospital del Tuerto Tom. -Le dijo la joven, sonriente. Esta mujer está enferma, pensó Johnny.
Tal como dijo, la encontró en el hospital del Tuerto Tom. El Tuerto Tom era el mejor medico de toda Natarazo. Tona estaba vendada de pies a cabeza, solo uno de sus ojos estaba al aire.
- Esa niña va a morir. -Le dijo el Tuerto a Johnny. -El veneno del cortavientos es lento pero efectivo. Además, la voy a echar de aquí en dos días. El gremio no me dio más dinero.
- ¿Qué no te importa su vida? -Preguntó Johnny.
- Si fuera tan caritativo... -Le dijo el Tuerto, mirando fijamente a Johnny. -... Ahora sería ciego. Además, se necesita veneno del mismo cortavientos para curarla. ¿Quién sería tan idiota para buscarse la muerte?
El Tuerto Tom salió de la habitación. Entre sus pensamientos, Johnny buscaba alguna respuesta. Él no era ninguna leyenda. No tenía ni la capacidad ni la motivación suficiente para enfrentarse al cortavientos, que aún parasitaba el granero. ¿No era mejor solo dejarla que muriera por su imprudencia? ¿No es eso de sentido común? Se fue del hospital, pero seguía pensando. No es asunto mío, pero ¿por qué me molesta tanto? Cuando pasaba por la ciudad hasta su posada, dos borrachos se peleaban, y uno gritó:
- ¡Muerete cobarde! ¡Tú y tu hermana!
El otro borracho lo cayó de un solo puñetazo. Para Johnny, el sonido de ese puñetazo fue una campana que trajo a su cabeza su infancia. Recordó esa vez que una niña del pueblo murió ahogada porque la gente estaba de carnaval.
- Ya recordé porque me gustan los refranes. -Dijo Johnny.
Se había decidido, salvaría a Tona.
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Johnny John's
FantasíaSigue a Johnny en su loca busqueda por ser un heroe aclamado y panzón.