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Todo en su casa era un desorden, los cuadros de la entrada estaban tirados en el suelo, la sala y la cocina estaban echas un asco, los cofres de arriba habían sido brutalmente tirados al suelo y las cosas dentro de ellos se encontraban esparcidas en el suelo, había botellas de vino que luzu le había dado, tiradas por todos lados, nada tenía la simetria y perfección que antes guardaba.

El chico se levantó del suelo y bajó con dificultad las escaleras, al ver su refrigerador vacío soltó un quejido ya que eso significaba que tendría que ir al pueblo a comprar suministros. Se arreglo falsamente el cabello y, al ver que su camisa estaba manchada de vómito, se la quito y bajó así por su elevador.

El aire frío de finales de invierno chocó contra su pieñl desnuda y maldijo por lo bajo no haberse puesto alguna capa o algo con que  abrigarse.

Caminó en dirección a casa de auron, decidió pasar a saludarlo pero nadie abría la puerta y tampoco se oía ruido adentro de la casa, se volvió a quejar y salió ahora si, de camino al pueblo, al llegar compró todo lo nescesario y se quedo platicando con alguno que otro  pueblerino.

Del otro lado del mismo pueblo, como era de esperarse un Rubén fastidiado del aburrimiento salió de su casa en dirección a la de luzu, ya que él solo iba a ver a Auron y también, a comprar vino de luzu.

De camino, decidió pasar por el pueblo para comprar de una vez algunas cosas que llevaba necesitando desde hace rato, al pasar por enfrente de la iglesia escucho varias risas de diferentes personas y solo por curiosidad decidió quedarse un rato a ver que es lo que ocurría.

Sin darse cuenta por donde caminaba choco con un chico que iba en dirección contraria a la de él.

—mierda, fijate hombre — dijo sin aún fijarse con quien había chocado. Se levantó y sacudió su sudadera blanca.

El otro chico ya estaba de pie y al ver de quien se trataba se le revolvió el estómago, cogio la máscarade oso  del castaño  que había caído a sus pies y se la entregó.

—se te cayó — le dijo y fue entonces entonces cuando el ojiverde alzó la mirada que vio a vegetta parado frente a él, bufó y frunció el ceño en señal de molestia —no creí verte nunca más — habló de nuevo el ojimorado.

—calla ya— dijo seco Rubén—ahora quítate, estorbas—

—¿donde has estado? ¿Por qué te ves tan mal? —preguntó Samuel ignorando por completo las palabras del castaño.

—eso no te importa. Quitate— lo empujó y vegetta  con la poca fuerza que tenía se logro mantener de pie —¡¡dije que te quites!! — rubius empezaba a desesperarse y su voz cada ves más salía como un chillido.

—joder tío no seas tan borde —

—soy lo que quiera ser — volvió a chillar

—¿como barbie? — preguntó divertido vegetta

—¡¡cómo mis cojones!! Porfavor quítate — pidió más calmado

—¿por qué la insistencia? —

—porque... — se quedó callado y con la vista perdida en un punto fijo del suelo, después de un rato empezó a llorar como llevaba haciendo todo el mes— porque causas recuerdos — dijo en un susurro.

—¿y tu crees que no causas lo mismo en mi?— vegetta pregunto con voz tranquila

—es que a ti no te dejaron en la escoria el mismo día— se rió de sí mismo, le daba tanta gracia que estuviera hablando con vegetta en ese instante.

Vegetta se quedó callado mirando a rubius, le miró mal y decidió callarse e irse de aquel lugar para seguir sumergiéndose en su sufrimiento. Rubén al fin  avanzó y camino con paso rápido a casa de Luzu, al llegar se sorprendió de lo linda que era su fachada, subió las escaleras que daban a la puerta y tocó.

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No Me Importa (rubegetta) [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora