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Taehyung asustado y con su corazón casi saliendo de su pecho, salía de su hogar a toda prisa, sin importarle que no se había quitado la pijama aún, pues esto era más importante que las críticas que recibiría por salir así en público.

Esa mañana se giró en la cama, estirando su brazo buscando a EunYeong, pero solo sintió el otro lado frío y solitario del colchón, aunque sintió cierto vacío por no despertar con ella envuelta en sus brazos, no entró en pánico, pues solo era cuestión de tomar otra pequeña dosis y todo se arreglaría.

Se levantó tallando sus ojitos adormilados y dió unos pocos estiramientos matutinos para comenzar bien el día con ella. Tenía planeado toda una saga de películas con algunas golosinas de por medio. Escogió las favoritas de EunYeong para ello.

Ya un poco más despierto, se acercó a su mesa de noche y del cajón sacó el frasco blanco, que contenía lo más relevante para él en su momento. Sin pensarlo, tomó una como si de rutina se tratara.

Porque ya llevaba casi un mes así.

Continuó con algunas labores, dejando que la pastilla hiciera su efecto, pero...ella nunca llegó. Tae trataba de guardar la calma cuándo notó que ya había pasado mucho tiempo, pero ¿Como podría calmarse?.

Esta cómodamente compartiendo su vida con alguien y de repente esa persona ya no está. Sin indicio, señal y mucho menos una despedida bien merecida.

Justo como la primera vez que la dejó ir.

Aunque apenas pasaba un rato desde la primera pastilla, decidió tomar otra, quizá el efecto sería más rápido, pero de nuevo nada.

¿Tal vez la tercera pastilla era la vencida?...No, porque lo intentó y ella aún no aparecía.

Y para peor, en ese instante solo unas palabras se hicieron presentes en sus recuerdos, dándole menos confort.



'¿Sabes que pasa cuándo el cuerpo se acostumbra a un tipo de medicamento específico?'




No, no, no...

Taehyung sabía que no podía continuar tomando una tras o otra, por qué solo empeoraría, así que saldría a buscar al hombre que le dió eso en primer lugar. Él sabría que hacer.

                                [...]

Tae llegó corriendo con respiración rápida y agitada al lugar en dónde estaba su pobre puesto la última vez, pero no se encontraba.

– ¡Oiga, disculpe!– se acercó rápido a un puesto de periódico cerca de ahí– ¿Sabe dónde está el señor que pone su mercancía aquí?– apuntó. El joven que atendía se asomó y lo vió raro.

– Lo siento, chico. No sé de qué puesto me hablas.–

– por favor, por favor, tiene que recordar. Es mercancía medicinal la que vende, él es mayor de edad y andrajoso– describió, pero de nuevo el joven no sabía de qué le hablaba.

>>Maldición...¡Maldición!<<

Se quejaba en su cabeza acomodando su cabello repetidas veces hacia atrás, miraba a todos lados estresado por la situación, sentía unas ganas inmensas de llorar ahí, justo en dónde estaba, pero a paso veloz decidió recorrer los demás puestos y preguntar, sin embargo, nadie sabía darle paradero del hombre.

Recorrió varias calles, estaba cansado, pero su preocupación no disminuía en absoluto, por ahora seguía caminando por una banqueta con algunas pocas personas y una calle estrecha a su izquierda por dónde pasaban autos continuamente. Sus pies ya no daban para más, sentía como si llevará cadenas en ellos y por cada paso se agregara otra.

Pero entonces, una adrenalina inmensa llenó a Taehyung por completo, cuándo entre varias personas creyó ver al hombre de espaldas. Como si volara, Tae se abrió paso entre la gente, casi empujando. Cuándo llegó a él, lo tomó de la sudadera vieja y rasgada, como de vagabundo para detenerlo, lo cuál logró.

– Hey, yo te conozco– señaló– eres el chiquillo amargado con... corazoncito roto– dijo haciendo un mohín que en él era cero adorable. Tae lo tomó por el cuello de la sudadera y lo acercó con ojos furiosos. Las personas notaban que algo pasaba, así que no quisieron meterse y solo los rodeaban o decidían cruzar la calle, sin dejar de ponerles atención.

– ¿Que fue lo que me hiciste?, ¡¿Que fue lo que me diste?!– exigió saber.

– O-oye, cálmate. Ni siquiera sé de qué me hablas– se hizó el inocente y Tae bufó de forma egocéntrica.

– No te hagas el idiota– escupió esas palabras– lo que trataste de venderme ese día... funciona. No sé cómo o por qué, pero sé que funciona y que necesito algo igual...¡no!, Más potente– se corrigió.

– ¿Hablas del frasco blanco?, Hijo, esas cosas ni siquiera son medicina de verdad, no aliviarían un dolor de cabeza ni aunque te terminaras el frasco completo. No tienen nada de especial– dijo sincero y muy específico.– Además, ¿Por qué quieres más?– pidió saber.

– Por qué...– el labio de Tae comenzó a temblar y sus ojos picaban, pero ese sentimiento solo hizo que apretara más fuerte lo harapos que llevaba por ropa el hombre– Por qué entonces no volveré a verla...– una lágrima rápida cayó por la mejilla roja del enojo de Tae– por favor...si es la última vez que puedo verla, al menos quiero despedirme. No puede ser como aquella vez, no quiero que sea así.–

Lo admitía. Al hombre le tocó el corazón lo que Taehyung estaba expresando.

Él rogaba por ayuda para despedirse, pero, la verdad era...

– Hijo– colocó sus manos sobre las de él, que no aflojaban el agarré, pero quizá le daría confianza– Esas pastillas...no tenían nada de especial. Sea lo que sea que hayas visto, me temo que fue producto de esto– con su dedo índice apuntó el centro de su frente.

– No...no, no, ¡no!– gritó haciendo que todo el mundo se detuviera al fin– ¡tiene que darmelas!, Las necesito...¡La necesito a ella, ¡¿Que no entiende?!– venas de su cuello resaltaban cuál persona histérica, su rostro estaba del todo rojo por la furia y sus ojos ya estaban llenos de agua.

Entré más se molestaba, más sacudía al señor, exigiendo lo que ya no podía darle. Un par de chicos se acercaron para quitarle a Taehyung de encima, pero este se aferraba. Entre jalón y jalón, lograron que el peli negro lo soltara, pero fue tan brusco el movimiento que perdió el equilibrio y fue hacía atrás.

Solo se escuchó el claxón del auto que no frenó a tiempo y los gritos de las personas cuándo impactó contra el cuerpo de Taehyung. Antes que él dolor en su cuerpo, Tae sintió su cara caliente y como algo escurría de ella, tirado en el piso miraba al cielo que lentamente se volvía borroso. Sabía que las personas se acercaban para verle, que algunos le hablaban para que no cerrara los ojos, pero solo se escuchaba en el fondo, como si le hubieran puesto unos audífonos o tapones para los oídos.

Con mucha dificultad logró mover su dedo índice, pero eso fue todo. Después de eso dejó de luchar y solo dejó que pasara, sintiendo sus párpados cada vez más pesados y al final una oscuridad lo envolvió por completo, seguido de una muy reconfortante e incluso tal vez esperada...paz.




⚕Beautiful illusion⚕ {Kim Taehyung/ BTS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora