Nunca en mi vida me había sentido mas ansiosa y desesperada por recibir a alguien.
Es miércoles, normalmente la gente esta trabajando a estas horas de la tarde, o las parejas están disfrutando de un bello atardecer en el mar, o quizás sintiendo el viento de los parques brotar en sus caras, mientras sonríen por lo felices que son.
Cada quién disfruta de su felicidad a su manera y yo estaba esperando la mía.
Mi hermana mayor fue becada en la Universidad de Toronto en Canadá, y después de 5 años regresaba a casa para visitarnos, y por lo que nos dijo mamá, se quedaría 2 meses. Yo esperaba que se quedara para siempre, pero comprendí que ya tenía una vida hecha allá, tenía amigos nuevos y una casa, aunque no sabía con exactitud si a sus 26 años ya tenía una familia.
Salté de la emoción al escuchar el claxon del auto de papá afueras de nuestra casa, bajé de las escaleras sin importarme si podía caer de un séptimo escalón y corrí hacia la ventana que daba a la pista.
—¡No corras así, MiWoo!—gritó mamá desde la cocina.
Las llaves de la puerta sonaron y al instante papá entraba cargando dos maletas, detrás de el se encontraba mi hermana.
—¡Hyeon!
Corrí y la abracé colgando de ella como si fuese un koala, oliendo su perfume Daisy que tanto me encantaba.
Hyeon me abrazó fuertemente a la vez que me preguntaba como estaba y pasábamos todos al sofá, no me quería despegar de ella ni un segundo, la había echado de menos todo este tiempo.
Mamá había colocado en nuestra pequeña mesita delante de nosotros galletas con chispas de chocolate y leche tibia, me gustaba las galletas de mamá. Hyeon abrazó a mamá durante mucho tiempo mientras intercambiaban palabras de como se encontraba y que lucía mas joven, a lo que mamá comento de unas cremas faciales que recién salían al mercado y que le daban buenos resultados.
Papá decía que eran costosas pero valían la pena, nos reímos.
— ¿Cómo es Canadá?—pregunté curiosa.
—El paisaje es realmente lindo, me di tiempo de visitar museos, Ottawa, es maravilloso.—Hyeon habló de el lugar como si fuese un sueño, y yo por un instante, pensé también en estudiar allá.
—Yoon me dijo que en Canadá hay muchos jóvenes atractivos—comentó mamá.
La señora Yoon es la mejor amiga de mi madre, vive a cuatro casas de la mía, suele visitarnos todos los sábados, salimos a el spa o vamos a una cafetería, me gusta pasar tiempo con ella, es muy gentil.
Hyeon sonrió nerviosa y ahí era cuando me preguntaba si ella había tenido novio. No podía negarlo, aveces me comparaba con ella y no me cabía la menor duda de que era una gran estupidez, mi hermana era preciosa, su cabello era marrón claro y lo tenia por encima de los hombros, tez acaramelada y poseía un pequeño pero bonito cuerpo.
Yo era un poco mas baja, mi piel era pálida, mi cabello era tan negro como la noche, mis piernas eran un poco mas ancha de lo promedio al igual que mis caderas, y aunque Hyeon siempre diga que soy mas linda que ella, sentía que era una total mentira, pero me quedaba callada.
—De hecho quiero que decirles algo muy importante—suspiró— estoy saliendo con alguien desde hace un buen tiempo, es un chico de intercambio de la universidad y es de Seúl también. —
Silencio.
La sala fue un completo silencio, la verdad que a mi no me parecía mal que tuviera pareja pues ella ya estaba grande, pero pienso que a papá le costaría asimilarlo, para él, Hyeon seguía siendo su pequeña niña.
—Su nombre es Jeon Jungkook y espero les agrade cuando se los presente, ha venido conmigo pero se ha ido con su familia a visitarla estos dos meses también. —
Estaba tan emocionada por conocerlo, y creo que la familia también.