Marcos y Heydy son dos niños de unos 09 años, los padres de Marcos han decidido que vaya a un campamento para que haga nuevos amigos, aunque el niño no parece muy convencido con esa idea.
Por otro lado, Heydy es una niña extrovertida que siempre está dispuesta a vivir nuevas aventuras. Este año ha sido ella quien ha convencido a sus padres para que la lleven a un campamento nuevo que han abierto. Sus amigos le han hablado de todas las actividades que tienen y que, al menos en un par de ocasiones, les llevaran a la playa a pasar el día, algo que a ella le encanta.
Paseos en barca, juegos e historias al calor de una hoguera le esperan y Heydy está impaciente por probarlo todo.
Llega el día en que los niños emprenden su viaje al campamento y a su llegada, ambos se encuentran a la bajada del autobús. Se despiden de sus padres hasta dentro de quince días, que son los que dura su estancia allí y Heydy no puede dejar de ver que el niño con el que se acaba de encontrar no está muy alegre por haber llegado.
Una vez que se van los padres, la niña decide ir a hablar con él e intentar ayudarle a hacer su estancia más agradable.
-Hola, soy Heydy. ¿Por qué estas tan triste?- le pregunta con curiosidad. – ¿No te gustan los campamentos?
– No lo sé, es la primera vez que vengo a uno y no conozco a nadie. – contesta Marcos tímidamente.
– Pero... tendrás un nombre, ¿no? – le pregunta con una sonrisa.
– Si, perdona. Mi nombre es Marcos y ya empiezo a echar de menos a mis padres. ¿Tú no?
– Claro que sí, pero también quiero divertirme y hacer nuevos amigos.- le contesta la niña muy segura – dale una oportunidad y verás cómo te acaba gustando.
Marcos acaba haciéndole caso a Heydy y, poco a poco, empieza a relacionarse con otros niños del campamento, al mismo tiempo que su amistad con Heydy se va haciendo más fuerte.
Marcos admira lo extrovertida que es su nueva amiga, que en cuestión de horas ya se ha hecho su grupo de nuevas amigas, algo que a él le ha costado algún día más.
A pesar de que por las noches duermen en cabañas separadas, siempre encuentran un ratito para jugar juntos o sentarse el uno al lado del otro en las noches que cuentan historias junto al fuego.
Incluso en las visitas que hacen a la playa, aprovechan para jugar juntos en la arena, haciendo castillos o enterrándose las piernas para ver quien consigue sacarlas antes.
Los días pasan volando y, casi sin darse cuenta, llega el día en que ambos amigos tienen que volver a casa. Poco queda del niño tímido que llegó sin ganas al campamento y ahora Marcos disfruta de todo cuanto le proponen los monitores.
Gracias a su amiga Heydy, ha aprendido a disfrutar de las cosas nuevas que puede encontrar en un lugar lejos de casa. Pero la despedida se acerca y hay muchos kilómetros que les separan.
-¿Cómo haremos para vernos de nuevo?- pregunta Marcos con tristeza.
– Aunque vivamos lejos, podemos escribirnos. – le contesta Heydy intentando disimular que ella también está un poco apenada. – Además, también podemos hablarnos por teléfono
– Si, pero... no podremos jugar juntos. – insiste Marcos.
– Podemos hablar con nuestros padres y que nos traigan aquí todos los años.
– ¡Eso sería una gran idea! – exclama Marcos con una gran sonrisa.
– Y en vacaciones, podemos convencerles para pasar, al menos una semana juntos. Un año en Madrid y otro en Galicia. – sigue Heydy entusiasmada.
Mucho más alegres con todo lo que se les ha ocurrido para proseguir su amistad en la distancia, los dos amigos se disponen a recoger su pequeño equipaje y a recibir a sus padres que están a punto de llegar.
En el momento en que se encuentran, Marcos corre hacia sus padres y mirando atrás, le guiña un ojo a Heydy que le está contando a los suyos los planes que han trazado los dos amigos para verse de nuevo.
– ¡Mama, papá! Quiero volver aquí otra vez. – les dice Marcos abrazándoles.
– ¿Y ese cambio de opinión? – Le pregunta su padre sorprendido.
– Tengo una nueva amiga, se llama Heydy y me ha enseñado un montón de cosas. – les explica el niño entusiasmado.
Marcos les cuenta todo lo que han hecho en el campamento, lo triste que estaba al principio, todo lo que les ha echado de menos y como cambió todo al conocer a su nueva amiga, mientras que Heydy y sus padres se acercan al lugar donde se encuentra Marcos con sus padres.
Los padres de ambos se presentan y descubren con sorpresa que ellos mismos, cuando eran niños se habían conocido en las mismas circunstancias que sus hijos y que los años y la distancia les había separado... hasta ahora.
En ese momento, los que quedan totalmente sorprendidos son Marcos y Heydy que no entienden como, desde el instante en que se han visto, se podían alegrar tanto y ver como se abrazan como si se conocieran toda la vida, hasta que los padres de ambos le explican la situación y les prometen que a ellos no les pasará lo mismo y que harán todo lo posible porque los niños sigan siendo amigos, aunque uno viva en Madrid y otro en Galicia.
Los dos niños, felices por la promesa de sus padres, se abrazan y juran que pase el tiempo que pase y de la forma que sea, seguirán siempre en contacto.
Ni ellos, ni sus padres quieren que su amistad sea solo una amistad de verano.
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Pequeñas amistades
FantasiMarcos y Heydy son dos niños de unos 09 años, los padres de Marcos han decidido que vaya a un campamento para que haga nuevos amigos, aunque el niño no parece muy convencido con esa idea. Por otro lado, Heydy es una niña extrovertida que siempre es...