—Para empezar, Giyuu-San, Sabito-San, ¿No son muy viejos para leer manga?
La pregunta escapó de los labios pálidos del joven pelinegro, sus palabras tenían un tono agotado y frustrado, no entendía el porqué había sido arrastrado al caluroso centro de Tokio. Cosa que sólo lo molestaba más.
—Si Gin-Chan leía mangas con 26 años, entonces no hay nada de malo con que nosotros los leamos a los 21.¹—Replicó su senpai pelidamasco.
Tokitou Muichiro bufó molesto por novena vez. De verdad, ¿Cómo había sido arrastrado fuera de su casa? Ah, ya lo recuerda.
Para empezar, ni siquiera es su casa. Sino que es la casa de Tomioka Giyuu y Tsukishiro Sabito, amigos de su padre adoptivo. Ambos chicos decidieron que Muichiro viviera en su casa, con la excusa de que le quedaba más cerca de la escuela.
Y si bien le quedaba cerca, eso no era más que un motivo mínimo para que el chico viviera con ellos. La realidad era que querían a alguien que los ayudara con los quehaceres de la casa.
—¿Y por qué yo debo acompañarlos a comprar mangas?—Interrogó, tratando de no enojarse más de lo que estaba.
—Seis manos pueden llevar más que cuatro.—Indicó Giyuu, su otro senpai.
Ah, ¿En qué momento su padre pensó que era buena ídea mandarlo a vivir con dos otakus? Porque sí, Sabito y Giyuu eran unos otakus sin remedio.
En su habitación tenían libreros llenos de mangas, repisas con figuras coleccionables y las paredes llenas de pósters.
A Muichiro el anime nunca le llamó la atención, prefería la literatura occidental y las películas de la vida cotidiana. Cosas sencillas, no fantasías como los mangas.
No obstante, él no era nadie para debatirle los gustos a las personas que le daban una cama suave y comida caliente todos los días.
—¿Qué comprarán?
—Los tomos nuevos que han ido saliendo de nuestros mangas favoritos. Quizás veremos alguna figura, no lo sé.—Respondió Sabito.—Siempre decimos que compraremos un par de mangas, y terminamos comprando casi toda la tienda.
—Eso es porque ustedes son unos otakus sin remedio.—Bufó Tokitou, rodando los ojos.
—¡Oye, eso fue cruel!—Replicó Giyuu.—O sea, es cierto, sin embargo no es sólo que nosotros seamos unos otakus sin remedio, también es que el vendedor de la tienda hace muy bien su trabajo. Cuando lo oyes hablar sientes que debes comprar los mangas, es algo inexplicable.
No valía la pena responder. Muichiro ya había perdido la esperanza de tener una conversación cuerda con los mayores. ¿Comprar mangas por simplemente oír la voz del vendedor? ¡Simplemente eran mentes débiles!
Apostaba que el vendedor debía ser un experto en engatusar a gente como Sabito y Giyuu. Quizás no era tan malo que los hubiese acompañado, si estaba al lado de ellos podía evitar que ese tal vendedor los estafara.
—Ya llegamos.—Dijo Tomioka.
La tienda de mangas no era tan grande, si bien era de un tamaño considerable, parecía ser un negocio que no había comenzado hace tanto. "Librerías Kamaboko". ¿Qué clase de nombre era ese?
Entraron, el local no sólo vendía mangas, también tenían figuras y otros tipos de productos de anime. Era un paraíso para los otakus.
—¡Mira, Giyuu! La última edición de la Shounen Jump salió hoy y no mañana.—Exclamó Sabito, mientras sujetaba uno de los tomos de la revista.—¡Gracias a Dios que vinimos hoy, o sino no tendríamos revista!

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Referencias Amorosas|✏|️MuiTan。(Pausada)
Fanfic"Donde Muichiro busca conquistar a Tanjiro usando referencias de mangas". Lo que Tokitou Muichiro menos esperaba era enamorarse del chico de la tienda de mangas, pero así fue. Tras acompañar a regañadientes a su amigo Giyuu a comprar mangas, Muichir...