XXXII

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- Lo odio tanto. – Dijiste eso, y fue como un peso liberado. Tu cuerpo estaba relajado incluso.

- Lo lamento. – Quería preguntar por sus acciones; pero sabía lo incómodo que era hablar de situaciones miserables.

De repente, te giraste. Tus ojos estaban aguados y tus mejillas rojas, otra vez parecías un niño pequeño.

Lo escuche; la emoción, los suspiros, el latir de mi corazón; cuando te acercaste y me besaste.
No te aparte.

Awake •Chanbaek •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora