Temor

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Pasaron un par de días y yo no salía de mi cuarto por temor a mi padre, la comida me la dejaba en el tocador mientras yo me cubría de pies a cabeza con mi cobertor, la marca no desaparecía y eso me llenaba de rabia por lo cual decidí cubrirlo con dos banditas formando una cruz, mi espalda dolía cada vez menos pero el remordimiento no me dejaba.

Después de una siesta me desperté un poco agitado, nuevamente me sentía caliente, pensé que me había resfriado, salí de mi cuarto para buscar una pastilla pero no logré llegar al botiquín y me caí cerca de la oficina de mi padre, este al escuchar el golpe dejo todo de lado pensando que alguien se había metido a la casa, al encontrarme tirado a mitad del pasillo me tomo en sus brazos y me llevo a mi habitación nuevamente, su aroma me envolvió suavemente y mis brazos se movieron automáticamente abrazando el cuello de mi padre, mis labios por alguna razón buscaron los labios del contrario y lo empezaron a besar, su aroma era apasionado y el mío era muy dulce, era la primera vez que sentía mi propio olor.

– Shoto espera...

Mi padre trato de detenerme pero nuevamente yo me encontraba perdido y no tenía el control de mi cuerpo a diferencia que esta vez se movía solo.

– No se que me pasa... – Logré articular palabras mientras que rozaba mis dedos en su cuello.

– No puedo contenerme más, tu aroma es muy fuerte. – Se deshizo de toda mi ropa dejándome nuevamente desnudo, el solo se quitó el pantalón dejándome ver su gran miembro con el cual otra vez me iba a profanar, mis piernas automáticamente se abrieron esperando que mi padre metiera su miembro en mi interior.

– Hazlo... – No se en que estaba pensando cuando pronuncie esas palabras, mi padre metió su falo en mi interior sin antes lubricar, no le importo que a mí me doliera.
– Aaaaahhhhh ~ mi grito resonó en toda mi habitación, logré aferrarme a su cuello mientras el penetraba tan duro dentro de mi ser, mi lengua quería atención así que sin más busco la boca de mi padre para besarlo nuevamente.

– Estás muy estrecho... – Sus palabras encendían mi cuerpo cada vez más, sus agresivas estocadas hacían que mis gemidos salieran con mayor intensidad, mi cuerpo no soportaba más por lo cual mi miembro dejo salir su líquido blanco al mismo tiempo que mi padre.

Caí dormido nuevamente en mi cama y no supe de mi hasta más tarde.

Sumergido en un abismo sin finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora