Sumergido en un abismo sin fin

¿Celo?

Sin mi Quirk no podía hacer nada, mi cuerpo solo reaccionaba a los toques de aquel asqueroso hombre, era más que obvio que me habían drogado, mis palabras tampoco salían.
Pronto sentí que las manos de aquel misterioso hombre bajaban por mi espalda tratando de encontrar por dónde meter sus dedos, su boca seguía jugando con mi lengua, mucha de su saliva se encontraba en mi boca y por falta de aire me separé de ese hombre escupiendo toda la saliva acumulada, sus dedos por fin encontraron por dónde entrar y sin avisar los metió en mi cavidad anal, me dolió demasiado por lo cual un grito salió de mi, el hombre no dijo nada y siguió metiendo y sacando sus dedos, el dolor era cada vez menor, mi entrada se había acostumbrado, tan pronto como el noto que ya no había una pizca de dolor prosiguió a quitarme la ropa dejándome completamente desnudo, me recargo sobre la pared y abrió mis nalgas, sentí un duro y caliente objeto en mi entrada, me imaginaba que era pero no sabía que dolía tanto, el hombre empujó con fuerza entrado en mi, su falo era tan grande que mis gemidos empezaron a salir, las duras estocadas producían un sonido muy sucio el cual me excitaba pero al mismo tiempo me llenaba de vergüenza, mi miembro se sentía caliente, necesitaba tocarlo y eso es lo que hice, mientras mi cara se raspaba con cada estocada del hombre, mi miembro también sentía placer con mi mano derecha masturbandolo, el olor se hizo más intenso junto al vaivén del hombre, la excitación se apoderaba de mi, un dolor inminente apareció en mi cuello, el hombre misterioso me había mordido, esa sucia mancha en mi cuello me excitó tanto que de pronto un líquido blanco salió de mi propio miembro, mis ojos se cerraron y no supe más de mí.

Cuando desperté pude notar que estaba en mi habitación, posiblemente todo fue un sueño, una horrible pesadilla, me levanté de la cama y me dirigí al baño para lavarme la cara, cuando me ví en el espejo pude notar una gran marca en mi cuello, la marca que me había dejado el hombre misterioso en aquel callejón, estaba más que claro que no había sido un sueño.
Estaba muy confundido puesto que no recordaba como había regresado a casa, tenía tanta vergüenza de ver a mi padre puesto que no sabía en qué condición me había encontrado, me regresé a la cama y me recosté, mi espalda dolía y no podía caminar mucho, después de un rato mi padre entro a la habitación.

– ¿Cómo te encuentras...?

Era obvio que algo ocultaba, evitaba el contacto con mis ojos, me pareció un poco raro así que sin miedo pregunte:

– ¿Que paso anoche exactamente...?

–No fue mi intención, no pensaba que eras tú, confundí la situación y paso lo que pasó...

Estaba aún más confundido, ¿Que quería decir? Pronto note su incomodidad por lo cual entendí, el hombre que la noche anterior me había profanado era el, mi propio padre.

– O sea que tú, anoche ¿Me confundiste? – Grite desesperadamente, me sentía sucio y humillado

– No debiste salir de casa, te lo dije muy bien... – Diciendo eso se limpio las manos y salió de mi habitación.

El dolor me invadió, si mi madre o mis hermanos estuvieran vivos me odiarian por coger con mi propio padre.