QUEEN| Titans

ii. La grieta espacio temporal y Rachel Roth

Vagaba sin rumbo alguno por las calles de Detroit, estaba vestida de forma “elegante” para sitios como ese, unas botas largas a charol adornaban sus piernas y un vestido negro de satín se amoldaba a su cuerpo casi como una segunda piel, arriba de ello llevaba su inconfundible chaqueta negra de cuero, que seguramente costaba más que alguno de los apartamentos de por esa zona.

Algunos podían pensar que era una simple señorita de ciudad perdida entre los bastardos y miseria abandonados de las zonas doradas de la ciudad.

Sin embargo ella estaba allí por otra razón, en una zona especial, en donde los mafiosos se codeaban, se encontraba hundido en la oscuridad su territorio, aquel en el que nadie más que ella era capaz de entrar, su reino rojo, o mejor dicho, su infierno rojo; una grieta espacio tiempo que por accidente creo, ahora allí vivía fuera del mundo donde recargaba por días o incluso meses su aurora carmesí. La grieta desde hace algunas semanas estaba inestable, absorbiendo y matando todo a su paso, unos cuantos animales y uno que otro drogadicto que se acercaba demasiado a la brillante luz roja.

Danielle sabía que algo estaba pasando y de mal en peor, la noche anterior soñó con deterioro un viejo circo y un acto mal hecho “The flaying Grayson's” era el acto principal y aquel en la que un niño perdió a sus padres, más sin embargo la azabache no sentía aquel sueño como suyo, era lejano, casi como si se hubiera metido en la pesadilla de alguien más, pero no indagaría más en el tema, suficientemente ya tenía con sus propios problemas como para meterse en la boca del lobo.

Ella era la boca del lobo.

(...)

—¡Maldición!—quejosa se levantó de donde había caído gracias al impacto que recibió de una centella roja. Sus muslos le dolían y sus brazos sangraban, el rayo rojo la mandó unos metros en adelante para luego ser estrellada cruelmente contra una vieja pared de concreto que por supuesto no aguanto el poder del tal golpe y se rompió sin más —Joder~.

La aureola roja la rodeo por unos segundos, regenerando su piel sangrante y de paso curando las posibles heridas internas, luego simplemente se fue y Danielle se mostraba más molesta que antes pero para mala suerte de la chica, unos gritos se escuchaban de cerca y unos muy irritantes.

Escondió la grieta y salió del callejón donde pudo mirar como a ella se acercaba una chica de suéter negro y detrás de esta una mujer morena la seguía de cerca.

—¡Rachel!, Vuelve! ¡no planeábamos nada malo! ¡Regresa!.—pese a lo todavía alejada que se encontraba Danielle pudo escuchar perfectamente los alaridos de aquella mujer quien por supuesto no tenía buenas intenciones y Danielle lo sabía, su espectro podía sentirlo.

Apiadándose de la pobre jovencita (quien era quizá tres años menor que ella) la tomó del brazo bajo una pequeña distracción de la mujer morena y sin cuidado alguno empujó a la chica con ella a un callejón, dejo salir el carmín de sus manos y las cubrió a ambas.

—¡¿q-qué-.—Con rapidez, Danielle tapó la boca de la chiquilla y entre susurros le dijo que se callara para luego apuntar al frente.

—Es una ilusión, si te escucha nos encuentran. —susurró mirando al frente.

Unos minutos pasaron y con alivió Danielle se separó lentamente de la pálida chica, quien un tanto asustada se alejó de ella.

—Tranquila, no soy ella —dijo simplemente, señaló de nuevo al frente y mostró una sonrisa compasiva—Ya podemos salir, se a ido.

Rachel aún asustada prefirió hacerle caso a sus palabras y se posicionó a un lado de la azabache —Y-Yo.....Ra-Rachel R-Roth.

Danielle sonrió —Danielle Potter, un gusto conocerte lástima que en estas condiciones.

Rachel más tranquila también le dirigió una sonrisa temblorosa —Y-Ya lo sé.

—¿E-Eh?—confundida la ojigris se rascó la nuca en claro signo de nerviosismo—L-Lo lamento si nos conocimos antes, no te recuerdo.

Rachel asintió —Fue una...casualidad.

Danielle la miró y luego simplemente sonrió con indiferencia—Vámonos, mi casa est-.

Pero Rachel se detuvo y negó repetidamente—¡Yo tengo que encontrar al niño! ¡A Dick Grayson!.

Vaya, por alguna razón me parece conocido ese nombre —pensó con detenimiento la joven de ojos grisáceos pero sus pensamientos se detuvieron cuando de pronto recordó “The Flaying Grayson's” joder, ese era el niño.

—¿para qué?.—Danielle no pretendía sonar brusca pero le salió todo lo contrario.

-Él me puede ayudar —Era de sorprenderse la forma tan drástica que cambió la chica, de parecer un conejillo asustado a una fiera segura de si, vaya dato perturbador.

—Pe-.

Danielle no pudo seguir insistiendo, la niña salió corriendo de pronto dejándola plasmada unos segundos y como lo idiota y amable que era, preocupada salió tras ella sólo para encontrarse a la niña apuntó de subir a un auto de la policía ¿En qué te metiste Rachel Roth?.

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