¿Existe el Amor Eterno? (Jennie y tu)

Capítulo 3: Un Agrio Recuerdo

-Espera, no me dejes

-Eres muy lenta

Dos pequeñas corrían por una pradera, el sol era radiante y se notaba la felicidad en los ojos de la menor, poseía un brillo inigualable al igual que la pequeña pelinegra delante de ella

-Vamos (TN), no te detengas – la pelinegra sujetaba la mano de la menor

-Vas muy rápido, Pranpriya – trastabillo después de pasar algunas rocas – si seguimos así caeré en cualquier lugar

-Ya vamos a llegar – le sonríe – falta poco para llegar a la cascada

Las chicas se adentraron al bosque y la pequeña tenía miedo así que se aferró con fuerza a la mano de la pelinegra

-Deberíamos volver – su voz tenía un tono de miedo y terror que hizo carcajearse a la mayor

-No tengas miedo, estás conmigo – se detuvo y aferro a la menor a su cuerpo – tienes 15 deberías de dejar el miedo

-No tengo miedo – le hace un puchero

-Ah sí – la pequeña asiente – pues aquí te quedas – la mayor comenzó a correr dejando a la pequeña de lado

-¡PRANPRIYA, ESPERA! – La pequeña corrió en la dirección donde se fue la chica

Después de unos cuantos kilómetros recorridos, la pequeña llega jadeante colocando sus manos en sus rodillas para coger un poco de aire, pero cuando alzo la vista quedo en shock. La famosa cascada era un hermoso lugar, reflejaba paz y tranquilidad, como también, poseía una hermosa vista de todo el lugar, ya que estaba en lo alto cerca del principio de la cascada

-Wow – miro a todos lados la pequeña

-Y es mejor desde abajo – la mayor emprendió su camino hacia una parte cerca de la cascada y comenzó a quitarse su ropa, la menor tapo sus ojos para no verla – eres una niña – le saca la lengua, mientras que su vestido abandona su cuerpo dejándola solo en camisón

-No soy una niña – destapa sus ojos – pero no puedo verte, eres una dama y yo una chica de servicio – se ruborizo – podría por favor ponerse su vestido – se acercó a la joven pelinegra – le dará frio

-Deja lo aburrida y tú también quítate esos harapos – la menor le hizo caso a la mayor y quito su vestido quedando también en camisón – así me gusta – le sonrió – ahora vamos a nadar

-A…a… ¿a nadar? – la menor empezó a moverse hacia atrás – no, no

-Si, si – la sujeta del brazo y ambas caen al agua

-No vuelvas hacer eso, Pranpriya – dice la menor saliendo a la superficie

-Miedosa – se acerca y le saca la lengua

-No soy miedosa – hace un puchero y se ruboriza

-Si lo eres – la abraza contra su cuerpo – pero eres mi miedosa – la mira a los ojos – como me gustan tus ojos

-Son raros – baja la vista – nadie tiene un ojo de color azul y uno color verde

-Eso los hace únicos, eso me gusta – le toma el mentón – como quisiera que solo me mirasen a mi

-Solo la miran a usted mi Lady – su sonrisa se ensancho – a mí también me gustan tus ojos color miel, moriría por poseer su mirada